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Historias desconocidas de Cartagena con Juan Manzanares

Efemérides del 31 de enero al 6 de febrero

Efemérides Juan Manzanares

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Cartagena

Juan Manzanares nos acerca en 'Hoy por hoy Cartagena' anécdotas y curiosidades relacionadas con los hechos más importantes de Cartagena y su comarca a lo largo de su historia.

Muy buenas amigos. Como cada semana les invito a pasear y conocer nuestra Cartagena a través de sus pequeñas o no tan pequeñas historias, sus efemérides. Hoy veremos que pasaba en Cartagena en esos días de la semana del 31 al 30 de enero al 6 de febrero. Vamos a ello.

El 31 de enero de 1588 y, como curiosidad, comentarles que en el presupuesto de gastos de la ciudad de Cartagena se señala la siguiente partida: «al encargado de abrir y cerrar las puertas de la ciudad, dos ducados de salario al mes». Eso si que era un trabajo cómodo.

No siempre existían problemas entre Cartagena y Murcia, a veces se aliaban como sucedió el 5 de febrero de 1592, cuando el Cabildo de Cartagena acuerda salir en defensa de Murcia en el pleito que tenía con el Deán de la Catedral, que pedía el derribo del molino que Murcia había levantado. Allí era donde iban a moler el trigo los vecinos de Cartagena, ya que una vez derribado se verían obligados a ir al de la Catedral, que además estaba una legua más lejos y era más caro. No tenía bastante el Deán

La noche del 31 de enero de 1865, los arenales de la Manga del Mar Menor, las salinas de Cabo de Palos y todas las aguas vecinas, se vieron iluminadas por la luz de la Torre, de 84 metros de altura sobre el nivel del mar. Acababa de nacer el faro de Cabo de Palos. La torre vigía anterior era parte de un sistema defensivo que recorría el litoral cartagenero, cuya idea se atribuía al Rey Felipe II. En el año 1861, el ministro de la Guerra, Leopoldo O’Donnell, autoriza su demolición para levantar sobre ella el actual faro. Y ahí lo tenemos, luciendo.

El 6 de febrero de 1866 y, después de una serie de epopeyas y vicisitudes, por fin queda oficialmente instalado el reloj de la Torre del Arsenal. Fue fabricado en Londres, por un famoso relojero español afincado allí, José Rodríguez Losada, que tenía una gran relación con la Marina Española. Este reloj es uno de los pocos con cuatro caras, hermano del de la Puerta del Sol de Madrid, e instalado seis meses antes que aquel. Mira, en el reloj les ganamos.

El 4 de febrero de 1935, muere en Cartagena el arquitecto Víctor Beltrí. Llega en 1895, encontrándose la ciudad en plena reconstrucción tras la total devastación de la guerra Cantonal. Entre sus obras, señalaremos: la Casa Cervantes; la Iglesia del Barrio de Peral; el Palacio de Aguirre; la Villa Calamari; la Casa Maestre; la Casa Dorda; el Gran Hotel; la Casa Llagostera; la Casa de Misericordia; la remodelación del Casino de Cartagena. En la Unión, el antiguo Mercado Público y en Portman, la Casa del Tío Lobo. Puso a Cartagena a la cabeza del Modernismo.

Y, el 3 de febrero de 1992, tiene lugar la quema de la Asamblea Regional de la Región de Murcia, ubicada en el paseo de Alfonso XIII de Cartagena. Tras meses de ambiente crispado por los cierres y reconversiones de empresas, el estado de ánimo de la ciudadanía está encendido.

Se veía venir. El cierre de la Fundición de Peñarroya; el sangrante expediente de regulación de empleo de la Empresa Nacional Bazán, el Astillero de Cartagena y, la crisis de las empresas del Valle de Escombreras, entre otras, fueron los motivos de que la bola de nieve crecía y crecía y, nadie hacía nada por detenerla y, el resultado ya lo conocen ustedes.

En las Historias desconocidas de la Historia conocida, les voy a contar lo que sucedió en el antiguo Teatro Circo el 5 de febrero de 1927.

Permítanme que les cuente que, antiguamente, muy antiguamente, a los teatros se les llamaba corralas, porque se aprovechaba el espacio donde se habían criado los animales para levantar un escenario y así representar las diversas obras. Y mucha gente solían llevar alguna verdura para alimentar a los pobres animalitos, como los gallos, las gallinas, los pollos, etc.

Como les contaba, el 5 de febrero de 1927, estaba actuando en el Teatro Circo el famosísimo tenor de aquella época, Mario Cruz, representando la ópera Marina, cuando al dar una nota muy alta se le escapó un estruendoso gallo. Y, sin amilanarse, terminó gritando: «¡Viva Cartagena!». Bueno, fue coreado por el público asistente estruendosamente, irrumpiendo luego en aplausos. Faltaría más. Las crónicas no contaron si le echaron tomates al gallo.

Eso sí, quedó acuñada la frase ¡Viva Cartagena! para la posteridad.

Buenas tardes amigos. Espero que les haya gustado y, nos vemos la semana que viene. Mientras tanto, les digo lo de siempre, cuídense y sigan las recomendaciones de las autoridades sanitarias porque, como muy bien saben ustedes, el bicho no se ha ido, el bicho sigue ahí.

 
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