'La quema' de la Asamblea Regional y un jamón: Calero y Bódalo estuvieron allí

Murcia

La reconversión industrial en Cartagena puso en peligro, hace ahora 30 años, más de 15.000 puestos de trabajo en la ciudad portuaria, lo que desembocó en una revuelta obrera con más de un centenar de protestas por parte de los trabajadores que, durante tres meses, salieron a la calle protagonizando una serie de movilizaciones que terminaron con el intento de quema del parlamento autonómico.

De aquello han pasado 30 años. Fue un 3 de febrero de 1992, cuando un cóctel molotov lanzado desde la calle, provocó un incendio en el interior de la Asamblea Regional que hizo saltar todas las alarmas. El altercado se produjo en plena sesión plenaria con todos los parlamentarios en el hemiciclo, entre los que se encontraban dos de nuestros habituales tertulianos, Juan Ramón Calero y Antonio Bódalo. Calero, por entonces, era diputado y portavoz del Grupo Parlamentario Popular, y Bódalo ostentaba el cargo de Consejero de Administración Pública e Interior del Gobierno regional, entonces en manos de Carlos Collado Mena.

"Aquel lunes estábamos celebrando un pleno y yo aconsejé, y creo que lo conseguimos, que se mantuviese la serenidad cuando tuvimos noticias de que, efectivamente, estaban intentando quemar la Asamblea y que estábamos rodeados por los manifestantes, una actitud que en un pequeño grupo de protestantes era violenta, aunque la mayoría se manifestaron pacíficamente", recuerda Juan Ramón Calero.

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Calero recuerda que las causas que llevaron a estos trabajadores a salir a la calles "estaban más que justificadas". "Cartagena estaba atravesando un momento muy malo, se habían cerrado las minas, se estaban cerrando industrias importantes y había riesgo de que mucha gente se viera abocada al paro, a la pobreza y a la miseria", nos dice.

Entre los recuerdos, también asaltan algunas anécdotas, como la falta de comida en la cafetería, "no podíamos salir porque estábamos rodeados y éramos tantos que la comida se acabó pronto, nadie sabía que ese día nos íbamos a quedar encerrados... menos mal que había pan y un jamón y ese día fue lo único que pudimos comer ya que, hasta bien entrada la tarde, no pudimos salir de allí", recuerda entre risas.

Antonio Bódalo, que ese día también se encontraba en la Asamblea Regional y lo hacía como consejero del Gobierno de Carlos Collado, recuerda que un diputado popular pudo escaparse por la puerta de atrás en un descuido de los manifestantes "y logró traer avituallamiento". A lo que apunta Juan Ramón Calero que el encargado de burlar el cordón de los manifestantes fue el ciezano Paco Barceló.

Y así, de esta forma, tres décadas después, y con la perspectiva y la calma que deja el paso del tiempo, recordábamos esta semana en Hoy por hoy Murcia uno de los acontecimientos más importantes de la democracia en la Región de Murcia. Atrás queda aquella imagen del paseo Alfonso XIII, donde se encuentra la Asamblea Regional, y aquel aspecto desolador, con conducciones de agua rotas que inundaban la calle, restos de contenedores de basura quemados, señales de tráfico y semáforos arrancados o coches de policía y particulares calcinados, como resultado de unas protestas en las que tan solo se pedía pan y comida, o lo que es lo mismo, trabajo.