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El Río Duero Soria apura hasta el quinto set para doblegar a Rotogal Boiro

El partido, que por momentos fue brillante por parte de ambos equipos, estuvo ensombrecido por conductas antideportivas de los dos bandos

Adrián Olalla remata en la red ante la mirada de Igor Iuri Silva. / Jasmín Malvesado, Cadena SER

Soria

Río Duero Soria logró doblegar a un rival ante el que había caido derrotado en la primera vuelta como Rotogal Boiro. No obstante, los gallegos volvieron a acreditar que tienen bien tomada la medida a los sorianos, proponiendo un partido duro, férreo, en el que ambos equipos se emplearon a fondo, logrando momentos brillantes de juego que, desafortunadamente quedaron ensombrecidos por algunas conductas antideportivas repartidas entre los dos bandos. Finalmente, cuando se reestableció el juego, Soria jugó mejor sus bazas y se llevó la victoria en el tie break.

Si la falta de competición podía jugar en contra de Rotogal Boiro, que no había podido estrenarse en 2022 por los continuos aplazamientos, lo cierto es que los hombres de Marcelo Benavídez dejaron claro en los primeros compases que se puede combatir a la teoría. De hecho, si hubo un equipo que salió intenso y con ritmo, ese fue el equipo gallego, que pronto demostró estar mejor plantado sobre la cancha y más acertado. De hecho, no tardó en aparecer una renta favorable en el marcador, gracias a la fluidez en el acierto anotador del ataque y las dificultades del bando soriano, que veían como algunos de sus hombres importantes estaban bien contenidos por el bloqueo y defensa coruñés. Con Benavidez y Romero como hombres fuertes y Del Carmen y Levandoski imparables, el porcentaje de ataque solo podía dar como vencedor de la manga a Rotogal Boiro (19-25).

Toribio, que había dado minutos a Lorente y Manu en el primer set en un intento por frenar el juego arrollador de Boiro, recuperó a los efectivos de inicio, Folguera y Olalla en la segunda manga. Tanto el resultado en contra como el descanso de estos dos hombres provocó la reacción soriana, que no tardó en transmitir unas sensaciones muy distintas, cambiando incluso los papeles, con los celestes muy inspirados y los gallegos inacapaces de contener el potencial local. Prácticamente el set discurría de la misma forma pero con el resultado a favor cambiado. Soria necesitaba en el primer set un anotador que tirase del carro, y en el segundo lo encontró con un Olalla imparable, que junto a la mejoría del bloqueo, permitió igualar el duelo (25-17).

El tercer set fue magnífico. Los dos equipos ya estaban metidos en el partido y no lograban desequilibrar el encuentro, que se convertía en un pulso apasionante. Si Olalla se mantenía en un nivel altísimo, al otro lado de la red Benavídez presentaba su propia exhibición de juego. En la recta final de la manga, la tensión a uno y otro lado de la red era notable, con intercambio de pareceres que acabó por encender una chispa que, pese a provocar un parón en el juego, no impidió que el set recobrase la emoción, con los sorianos acariciando la victoria en varias bolas de set y los gallegos, aprovechando su oportunidad para ganar 28-30.

Pero el final de set, en lugar de apaciguar los ánimos los encendió, aparecieron conductas inapropiadas en ambos lados de la red y se emborronó de la peor forma posible un partido que estaba siendo un espectáculo. Las consecuencias de dichos errores se saldaron con el líbero local San Martín y el opuesto visitante Romero, fuera de juego para el siguiente set, al igual que el técnico visitante, Marcelo Benavidez.

Cuando por fin volvió el juego, Serna entró en liza en la recepción local y Martín Casais como opuesto gallego. Ambos equipos trataron de sobreponerse, pero probablemente Toribio logró canalizar mejor el exceso de celo de los jugadores para enfocarlo en el juego, y los sorianos se impusieron igualando el duelo y forzando el tie break con Villalba volviéndose omnipresente en el juego de los suyos (25-21).

En el quinto apenas hubo oposición de Boiro. En los locales Marinho mostraba su mejor nivel en el centro de la red, Gimeno volvía a ser imposible de frenar y en general, los sorianos tenían una o dos marchas más que su rival, que se mostraba incapaz de reaccionar, maniatado y sin argumentos ofensivos con los que presentar más batalla (15-6).

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