Declaro mi amor incondicional...

Palencia

Hoy, después de los resultados electorales del pasado domingo en nuestra Comunidad necesito respirar. Noto que me falta el aire y que una especie de desazón se ha instalado en mi cuerpo.

Tengo urgentemente que sacar esto de mi cabeza, una realidad que me resulta difícil de digerir y que me lleva del desasosiego al miedo, y del miedo al estupor y así en una especie de bucle emocional y de pensamiento.

He vivido muchas noches electorales y he visto como, en algunas de ellas, cada partido leía los resultados llevando el ascua a su sardina de tal forma que parecía, más allá del resultado real, que habían ganado todos.

Esta vez creo que hemos perdido todas y todos. Se dibuja un escenario con enormes nubarrones que, espero, no nos calen los huesos.

Hoy sigo expectante las noticias que se suceden… pero desde aquí les digo que creo no equivocarme si doy por hecho que el final de esta película ya lo he visto. Ojalá me equivoque.

Como necesito dar de comer otra cosa a mis neuronas voy a robarle desde la admiración más absoluta, el hilo conductor de su discurso, a la actriz Blanca Portillo que recogía el pasado sábado el Goya la mejor actriz por su papel en la película Maixabel. Por cierto de lo mejor de una gala que volvió a pecar de larga y bastante aburrida.

Blanca Portillo decidió, pocas horas antes de la celebración de San Valentín, declarar su amor incondicional a un montón de gente: declaró su amor incondicional a compañeras de nominación, equipo, productores…pero sobre todo a los inspiradores de la película Maixabel Lasa y a Juan Ramón Jaúregui.

Yo, que no soy de sumarme a celebraciones que tienen mucho que ver con lo comercial y que pienso que el amor hay que celebrarlo y, sobre todo, regalarlo y demostrarlo cada día, hoy necesito hablar de amor, hacer mi propia declaración de amor incondicional.

Declaro mi amor incondicional a la libertad, la libertad en el más amplio y precioso significado de la palabra, libertad para ser, libertad para pensar, libertad para decir, libertad para discrepar. Declaro mi amor incondicional a las personas tolerantes, flexibles, que respetan. Declaro mi amor incondicional a quienes son capaces de dialogar sin crispación, de argumentar no de imponer, de moverse en su línea de pensamiento porque somos seres cambiantes y hasta incoherentes en muchas ocasiones. Declaro mi amor incondicional a lo diferente, a lo diverso, a las personas de mil colores y con mil realidades. Las quiero cerca para disfrutarlas, para aprender, para empaparme de todo lo que puedan aportarme y que me nutrirá como persona.

Declaro mi amor incondicional a quiénes buscan siempre la solución más alejada de la violencia, del desencuentro, de la crispación.

Declaro mi amor incondicional a las maravillosas personas imperfectas, que flaquean, que se caen, que a veces dudan, que cometen mil errores, que rectifican, que saben pedir perdón y decir te quiero.

Todas las personas, todas, en este mundo, somos seres únicos e irrepetibles. Si alguien no lo ve….si alguien me vende otra idea…por favor…que se mantengan muy lejos.

Repito, el domingo, perdimos todos.