Los anárquicos caminos que confluyeron en Carnestoltes
Repasamos el origen del auténtico carnaval de Alicante
Manuel Oliver Narbona y Agustín Jiménez, históricos del Carnaval de Alicante
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Alicante
Un espíritu libertario, las ganas de superar la dictadura, una fiesta catártica y los bares del Casco Antiguo, con todos estos ingredientes -y seguramente alguno más, dado su origen anárquico- nació el Carnaval Alicantino. Corría el año 75 y aunque a Francisco Franco le quedaban unos meses de vida, un variopinto grupo de jóvenes decidió que iba a tomar salir a la calle para disfrutar de fiesta pagana.
Quizás convendría decir que al principio no había un único carnaval, había tantos carnavales como jóvenes que decidían salir disfrazados por las tascas del barrio de Santa Cruz, San Roque y aledaños.
Esta mañana, en Hoy por Hoy Alicante y como homenaje a José Miguel Dueñas Molina, conocido como Tito, fallecido hace tan solo unas semanas, hemos explorado con Manuel Oliver Narbona y Agustín Jiménez, los orígenes de un carnaval particular que no quería parecerse a ningún otro y mucho menos a los Rio de Janeiro o Tenerife. Quería tener su propia identidad. Al final, todos los caminos confluyeron en la creación del Colectivo Carnestoltes.
Giménez reconoce que viajaron a Cádiz para inspirarse con sus chirigotas y Oliver Narbona recuerda el apoyo que recibieron del Ayuntamiento de Alicante, gobernado por José Luis Lassaletta. Ambos han añorado a muchos de los que participaron en aquellos primeros carnavales. También han contado alguna anécdota de los que se celebraron en 1981, tan solo unos días después del fallido golpe de estado que protagonizó Tejero.
Nos han hablado de los autos de Carnaval y de los pregones; de las arqueologías urbanas que colgaban gracias a los bomberos y, en especial, al que era su jefe en aquellos momentos, el añorado Ildefonso Prats. O de cómo nacieron 'Los Insensatos', unos premios con los que reconocían a quienes contribuían a engrandecer esta 'bendita locura'.
Y por supuesto, también han recordado cómo se les ocurrió ponerle un antifaz a la Cara del Moro para terminar de dar forma a la idiosincrasia de unas fiestas que ya -lamentablemente- no son lo mismo.
Por cierto, ambos animan a todos los alicantinos a que estos días se disfracen -con prudencia y con mascarilla, si es necesario- para ayudar a Don Carnal en su desafío a Doña Cuaresma (sea quien sea esa Doña Cuaresma).
