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Natalia Carrero: "El alcohol es una herramienta patriarcal de control social"

'Otra' es la nueva novela de la escritora Natalia Carrero. Otra es otra mirada al mundo, a sus males, a sus brechas, a sus enfermedades. Otra forma de leer y de escribir libros

Natalia Carrero: "El alcohol es una herramienta de control patriarcal"

Natalia Carrero: "El alcohol es una herramienta de control patriarcal"

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Natalia Carrero (Barcelona, 1970) lleva unos cuantos libros a sus espaldas radiografiando la vida de muchas mujeres en un mundo patriarcal, en una sociedad capitalista, machista y precarizada. Son los ingredientes que encontramos también en su última novela, 'Otra' (Editorial Tránsito).

Otra podría ser otra copa, otra cerveza. Otra también es otra mujer, otras mujeres a las que no solemos prestar atención. 'Otra' es la historia de Mónica, una mujer de clase media que escribe a su hermano, Charli, para contarle que ha empezado a escribir un libro y cómo ha llegado a ese punto. Charli está internado o abandonado en un centro por tener esquizofrenia paranoide. Abandonado por sus padres, que no entienden su enfermedad, pero que cobran la pensión de invaliez que él recibe. "Y ella bebe, Mónica bebe mucho".

Antes de entrar en la relación de las mujeres y el alcohol, la historia con la que comienza el libro te deja roto. La historia de Charli, el hermano de Mónica,

Esa parte es una mini novela en sí misma y creo que es una siembra de futura novela, que una autora como yo podría llegar a realizar si se lo propone. Y, si me permites, 'Otra' también puede ser otra lectura, otra novela y otra manera incluso de leer las novelas. El tema es muy actual, muy contemporáneo y que plantea muchas cosas. Está puesto también como complemento de Mónica, a Mónica le he sacado la parte luminosa de la bebida para quitarle un poco de hierro y ese componente peyorativo de mujer que bebe sola. Así que quise hacer esta dedicatoria sobre un tema que a mí también me preocupa, la salud mental, que es importantísimo abordarlo de manera muy seria, no banal. Y sobre todo me preocupan los adolescentes de ahora mismo.

¿El libro es un retrato del mundo, del mundo como enfermedad perenne, que podemos leer en la novela?

Bueno, me parece muy ambicioso decir el mundo, no es un retrato del mundo. Es una aportación, porque una novela no es algo tan individual. Hay mucha gente escribiendo sobre las mismas preocupaciones, sobre la gente precaria, sobre la gente que tiene un diagnóstico mental que no le sirve, porque a veces los diagnósticos no sirven, solo empeoran las cosas. La novela no es lineal, ya que por una parte he hecho la mujer y el alcohol y por otra un apunte de una experiencia de una familia burguesa, contemporánea, con una enfermedad mental en un momento en el que no se comprende tanto como ahora. Y lo veo no como una novela compacta ni un retrato del mundo, sino como un artefacto de palabras. Un documento que interpela a quien quiera acercarse a leer por el centro o por donde quiera. Y conocer las temáticas, las diferentes vías discursivas, sin ser predecibles. Que no nos creamos los relatos y sus patrones heredados. Lo dice Mónica y yo lo corroboro.

¿Es el alcohol un estigma? Uno puede ser un fumador empedernido o una vigoréxica, como dices, ¿pero beber está mal visto?

Por lo que he visto, el alcoholismo está más silenciado. Lleva a la vergüenza y a la culpa. Nacho Vegas tiene una canción sobre un alcohólico y nombra la palabra culpa, tiene que pedir perdón todo el rato. Boris Vian también tiene una y luego Nina Simone, en cambio, es mucho más luminosa, más fuerte. Y luego, una mujer que bebe sola es más señalable o reprobable que un hombre y, al mismo tiempo, por lo que he visto en grupos de mujeres invitadas por sociólogos y grupos de apoyo para hablar del problema, no es lo mismo un alcohólico rico, que un alcohólico currante y precario. Porque el alcoholismo es eso, puede llegar a ser un estigma muy vergonzoso, llevado en silencio y conducirá a otro tipo de cuadros con derivadas mentales no deseables. Está unido el desgaste mental con el alcohol y por ahí también uní yo. No para reforzar el estigma de mujeres y alcohol, sino para transparentar qué relación tiene la sociedad y tenemos en concreto las mujeres con el alcohol. Que la palabra borracha, asociada a una mujer, no fuera algo peyorativo, sino a lo mejor puede ser tan alegre como cuando se le dice a un hombre. Así que quité la palabra borracha para llamarlas bebedoras.

Como en tantas otras situaciones, es algo que forma parte del machismo, de una sociedad patriarcal

Sí, esta es una sociedad mayoritariamente de hombres. O a lo mejor es que tienen más fuerza, me aíslan más y me han dejado ver menos mujeres, salvo últimamente. Así que hay un tema muy patriarcal, el alcohol es una herramienta que se utiliza para coger fuerza. Es una energía, los hombres la han cogido de una manera mucho más impune que las mujeres.

¿Y no crees que el alcohol, como el tabaco o las pastillas, es una herramienta del sistema para distraer y que no nos rebelemos contra el sistema?

Por supuesto, el alcohol es una herramienta patriarcal de control social absoluta. Igual que yo no puedo encender la luz y negar que voy a tener que pagar, salvo que cambie muchas cosas para eso, no puedo negar que hay bares y que vamos a beber. Dentro del sistema, algunas personas que no tienen tanta conciencia, puede llegar a controlar sus vidas. No hay mayor destrucción. Cuántos jóvenes están ya bebiendo.

Además del machismo, se aborda la brecha de género, la precariedad, el clasismo, aparecen esas mujeres que trabajan todo el día dentro y fuera de casa, sobre quienes recaen los cuidados. Mujeres que entre trabajo y trabajo beben. La salud mental. A mí sí me parece una radiografía del mundo en el que vivimos, en esta sociedad, claro

Sí, bueno, has hecho una lectura extrayendo los ingredientes y eso de repente me ha creado repulsión, porque hace ver como si yo como escritora, que tengo interés en ser leída, no lo voy a negar, he querido poner todos los ingredientes. Bueno, pues a lo mejor ha sido algo así. También te digo que claro, es una novela del presente, toca esas preocupaciones que están sobre el tablero literario.

También utilizas el lenguaje inclusivo, muy del presente. No sé si tú lo utilizas en tu día a día o qué importancia tiene su uso

No es tan categórico. Si lo usas, no significa que lo tengas que usar siempre. Yo no uso nunca el mismo insulto, de hecho me parece muy sano ser creativo con los insultos. Les lectores yo creo que es muy inclusivo para gente que me va a leer, pero además a mí me interesa muchísimo la lengua viva. Y es que estamos ahí, estamos en que antes eran solo ellos, luego hemos ido ellos y ellas y ahora elles, porque realmente hay muchas posibilidades de géneros y muchas maneras de leer. Para mí esos fonemas y los significados de las palabras se mueven, te hablo un poco como escritora alucinada, pero es así y considero muy importante prestar oídos al presente, con toda la combinatoria de palabras posibles que haya. Está, escuchémoslo y porque no te guste, no vas a decir que no.

El libro también habla mucho del amor o de la ausencia de amor

Del rencor, entonces. Habla del rencor. Es que me gusta pensar la novela como una elaboración en sí del rencor. Y toda elaboración del rencor termina por desarrollar un humor, que es que solo puedo amar con humor. Eso que dice al principio la narradora, en la dedicatoria, busco amor, busco amor. No, lo que está es repartiendo rencor. Busca complicidades y lo que busca es este tipo de conversaciones, hablemos de esto. Qué podemos hacer, qué podemos cambiar.

Cómo encontrar consuelo con tanto rencor

En grupos de apoyo, yo tengo la gran suerte que la literatura me ha hecho conocer a personas con intereses comunes, con quienes compartir diatribas diarias. Es eso, que nos tenemos que ayudar, hablar con espíritu crítico para intentar cambiar cosas. No aceptar que las cosas sean así. Si hiciera una caricatura de mí, soy como un punto que ha estado solo y voy encontrando más puntos hasta crear una constelación de intereses comunes por los que seguir.

El libro recoge caricaturas, dibujos, 15 pequeñas historias de mujeres que beben. ¿Qué aportan los dibujos a tus libros?

Van muy juntos, el trabajo que yo hago es como quien toma apuntes. Yo tomo apuntes artesanales, me gusta mucho el papel, hago esos dibujos y se transforman. Esta novela está escrita en muchas fases, viene de muchas preocupaciones que al final se han unido aquí. En una de las fases, todo era una serie de apuntes maltrechos, de dibujos gráficos. A veces incomprensibles, pero para mí clarísimos. Me llevé muchos noes de muchas editoriales. Eso significa que tengo que seguir trabajando, aunque da más pereza escribir que hacer ese tipo de dibujos y recortes. Me tuve que poner un poco seria, pero me permití incluir algunas pequeñas alegrías en el libro, para mí es más alegre dibujar, ser más gamberra.

Dices que te has llevado muchos noes, es verdad que has publicado en muchas editoriales diferentes. ¿Tú escribes sin importarte quién te vaya a publicar?

Me gusta la pregunta porque, en primer lugar, agradezco a la editorial Tránsito su implicación y su ayuda al interactuar con el manuscrito, que era muy bruto, pero la editora se ha preocupado en que quede bien. Hemos tenido un diálogo que para mí ha sido muy constructivo y he aprendido mucho. Y la segunda cosa es que cambia mucho quien escribe con un horizonte editorial o no. Cuando me enfrento a este proyecto y empiezo a tener mucho material, me pongo nerviosa. Sigo trabajando, pero, ¿adónde voy a ir? Voy preguntando, pero no hay horizonte editorial. Eso me afectó, el no saber qué iba a ser de mi manuscrito. Hay un punto en el que no puedo seguir trabajando bien o no con serenidad sin tener la certeza de que el manuscrito va a tener su vía comercial. El mundo es un comercio, no puedo tenerlo en el cajón.

 
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