Rosalía: "Nunca me reiría del público, pero yo no me tomo muy en serio a mí misma"

Más allá del carácter experimental de las nuevas canciones de Rosalía, su disco Motomami, que ha salido hoy a la luz en todo el mundo, ha generado conversación en las redes sociales por sus letras, que ha ido descubriendo en los primeros singles publicados: Saoko, Chicken Teriyaki o Hentai. "La idea era que la gente tenga la experiencia más o menos posible de lo que yo he pasado en estos últimos tres años, que han sido un cambio radical en mi vida. Momentos de extrema exposición y luego de reclusión".

El disco es mucho más. En él, Rosalía ha volcado todas sus obsesiones, sus gustos musicales y las preocupaciones de una artista surgida de un pequeño y periférico pueblo catalán. Motomami es un disco hijo de su tiempo, el del caos, la transformación, el de los ritmos callejeros que suenan en República Dominicana, en Sant Cugat del Vallés, en Nueva York o en los barrios de Madrid. Es el tiempo de la banalidad y el empoderamiento, el de lo simple y lo global. "Mi hermana me ha mandado capturas de pantallas y no me lo creía, estoy muy contenta", decía la cantante sobre las críticas.

"El disco tiene muchos estilos diferentes, cabida para muchas canciones diferentes. Era inevitable no dejarse nada en el tintero, pero en el caso de elegir una canción para compartir, me hacía ilusión que fuera Saoko, que deja entrever las intenciones musicales de todo el proyecto", explica en la Cadena SER. "Hay canciones para todo el mundo. Cuando hacía el disco, pensaba en que quería canciones para bailar con mis amigas, pero también pensaba que le tenía que gustar a mi abuela, a mi madre, a mi hermana. Cada canción está pensada en estas mujeres que me inspiran y que las tengo muy en mente cuando hago música".

Rosalía usa sus canciones para hablar de ella, de su música y de su posición en el mundo. De cómo ha crecido y evolucionado en estos años, aunque solo hayan pasado cuatro de El Mal Querer, un disco que la convirtió en artista internacional y que revolucionó el flamenco. Ahora se ha centrado en revolucionar el pop, las baladas, también la bachata, con esa colaboración junto a The Weeknd en La fama, y el reguetón, una música que reconoce bailaba de pequeña en las fiestas. Pero sobre todo, el disco tiene humor.

"Si hay humor en el proyecto es desde un lugar de necesidad expresiva mía que hacía los demás. Nunca me tomo demasiado serio a mí misma. Nunca había enseñado este humor en mis proyectos. Tanto El malquerer como Los Ángeles eran más solemnes", analiza la cantante. La fama es uno de los temas del disco, algo que no preocupa a Rosalía. "No me la tomo muy en serio. Soy consciente de que la mayoría de cosas no son para siempre. Eso hace que no te aferres a las cosas. En este proyecto también ha habido un poco de eso".

El sonido de la moto es el hilo conductor de un disco, junto al humor. Ambos elementos se cuelan en todas las canciones, también en las que mantienen ese quejío flamenco que tan bien le sale, como en Bulería o Sakura. "Yo llevo mis propias redes, entonces aunque a veces las use de una manera solo para comunicar cosas de trabajo, siempre me acabo cruzando cosas que me alegro de haber visto y otras que preferiría no haber leído. Estoy muy agradecida a la gente que escucha mi música", dice la cantante. Sobre el futuro, dice Rosalía que sí tiene claro cómo quiere estar dentro de 80 años. "Me imagino con 80 con una familia grande, viviendo en el campo, me imagino cuidando de mis plantitas y de los animales y, a lo mejor, con nietos, me gustaría mucho, me gustaría mucho ser mamá, pero ahora no".

"Para mí Dios es la referencia y a la espiritualidad, es que es parte de mi vida. Pero también todo lo demás que forma parte de la vida. Hay momentos que se habla de la transformación, pero también sobre el desencuentro, en Diablo estoy hablando de eso", cuenta la artista a la SER sobre las letras de sus canciones.