Rebelión científica

Los científicos que investigan las causas y las consecuencias del cambio climático y las medidas que hay a nuestro alcance para atajarlo sienten que no son escuchados. Lo demuestra el hecho que, a pesar de los seis informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático), seguimos incrementando (y no reduciendo) la emisión de gases de efecto invernadero.

Por eso, los científicos del clima se unen a Extintion Rebellion, el movimiento social de jóvenes nacido hace cuatro años para influir sobre los gobiernos y las políticas medioambientales mediante la resistencia no violenta para minimizar el calentamiento global y la extinción de la humanidad.

Y convocan para esta semana de abril la primera acción de desobediencia civil pacífica coordinada internacionalmente por miembros de la comunidad científica.

La ciencia se rebela porque solo nos queda actuar. Y es que científicamente no hay ya ninguna duda sobre la extinción masiva y el caos climático en marcha. El problema es que las transiciones rápidas que demanda la ciencia y que son posibles de realizar, no se están realizando.

Y los responsables del bloqueo de esta imprescindible transición rápida son los gobiernos y los lobbies empresariales. Porque los cambios en el consumo individual no bastan y hace falta una transformación profunda y rápida del conjunto del sistema productivo, así como una transición justa para los colectivos más vulnerables.

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Desde hoy y hasta el próximo sábado 9 de abril tendrá lugar la primera acción de desobediencia civil pacífica coordinada internacionalmente por miembros de la comunidad científica. Porque las recomendaciones consensuadas de la comunidad científica deben convertirse en objetivos vinculantes, con mecanismos institucionales que garanticen la participación real de la ciudadanía.

Invitamos a toda la comunidad científica, a todos los colectivos y actores sociales y a toda la ciudadanía, a firmar este manifiesto y a pasar a la acción. Llegó la hora de exigir unos cambios que, de no producirse, van a ocasionar una cantidad inimaginable de sufrimiento. Un sufrimiento que puede ser evitado, solo si asumimos que nuestro maravilloso planeta tiene límites, y que somos nosotros y nosotras quienes nos tenemos que adaptar a ellos.

En una época de guerras por los escasos recursos, de vulnerabilidad colectiva de la humanidad sin precedente alguno, necesitamos a la inteligencia colectiva funcionando, el compromiso de todas y de todos para reconocer que ha llegado el momento de pasar a la acción, y -sobre todo- la valentía para hacerlo.