Una ciudad para caminarla

Palencia

Muchas veces esta firma me sirve para poner de manifiesto y comentar algunas de las carencias de nuestra ciudad: el comercio y los cierres que se suceden, la falta de oportunidades para las personas más jóvenes que deciden irse lejos para realizar su proyecto de vida, la escasa natalidad etc. etc. etc. no voy a incidir en ello porque son problemas recurrentes y que arrastramos desde hace mucho tiempo y , por tanto, de sobra conocidos.

Pero hoy quiero centrarme en un aspecto que me parece positivo y que en ocasiones no sé si valoramos suficientemente y que, en tiempos de inflación en los que los precios andan disparados cobra una mayor relevancia si cabe.

Vivimos en una ciudad perfectamente “caminable”, una ciudad en la que podemos prescindir del coche en muchas ocasiones, aunque a veces, la costumbre, la pereza, o una mezcla de ambas cuestiones nos hagan acudir a esta forma de desplazarnos.

Nuestra capital tiene el tamaño perfecto para ello, para ir caminando, o para ir en bici, aunque ese sería otro asunto a tratar en sí mismo que no voy a abordar hoy.

Conozco mucha gente que vive pegada a su vehículo. Cogen el coche por sistema y en ocasiones tardan más tiempo en aparcarlo que lo que tardarían en ir andando. No lo entiendo, máxime cuando además pasan la mayor parte de su tiempo laboral o de ocio sentados, ya sea frente al ordenador o la tele.

Estamos celebrando la semana de la salud y, si en algo están de acuerdo los expertos es en que caminar es uno de esas cosas sencillas y que están a nuestro alcance y que son enormemente saludables.

Caminar, en los tiempos que corren en los que la gasolina está a precio de oro, supone una ventaja para nuestro cuerpo y también un gesto en positivo para nuestros bolsillos.

A caminar podemos sumar otros dos elementos que pueden contribuir al ahorro: usar el transporte público, que funciona razonablemente bien en Palencia y que además tiene un precio asumible, somos una de las ciudades con el transporte público más barato de España.

Y un segundo gesto que sería el de compartir coche para desplazarnos a nuestro trabajo. A veces es una buena opción, yo la he practicado con mis compañeras y compañeros cuando cada día iba a Valladolid para trabajar allí. Nos organizábamos para utilizar un coche por turnos semanales y costear la gasolina entre todas las personas que viajábamos.

Además de la compañía y la conversación, que siempre son de agradecer, el ahorro era considerable.

Volviendo a los beneficios de plantearnos dejar un poco el coche y usar más las piernas: disminuye el estrés, que buena falta nos hace, mejora la salud mental, acelera el metabolismo, prolonga la expectativa de vida, aumenta la capacidad física aeróbica, mejora las condiciones físicas funcionales y disminuye la presión arterial y el colesterol, entre otras.

Razones más que suficientes, si necesitan alguna más, compren una hucha y vayan echando en ella lo que ahorran. Se podrá convertir rápidamente en lo suficiente para costear una escapadita.