Ni el empate en el último minuto oculta la realidad

Sevilla

El Sevilla está a punto de clasificarse matemáticamente para la Champions y es una gran noticia. Entre otras cosas, porque si quedaran algunos partidos más, sería muy complicado que consiguiera su objetivo. A Lopetegui se le ha caído el equipo. El bochornoso juego y la penosa actitud del equipo en Villarreal, ante más de mil sevillistas, no lo borra ni el gol de Koundé en el último instante del partido. Sí, un gol sobre el pitido final, que no restó un ápice el enfado generalizado.

La sensaciones son tan lamentables que, en otra situación clasificatoria, estaríamos hablando de la posible destitución del entrenador. El Sevilla salió descompuesto, superado, sin actitud... y así se mantuvo durante todo el partido, apoyado en los centrales, el portero y los detalles del Papu. Especialmente llamativo, en el aspecto negativo, fue el partido de Acuña, Rakitic y Montiel. Sin empaque, sin centro del campo y sin personalidad, el partido fue un monólogo del Villarreal con un carrusel de llegadas que no llegaron a la red por Bono, la fortuna, el poste o la falta de puntería local.

La segunda mitad empeoró la primera. Gil Manzano pudo pitar un penalti de Acuña sobre Capoue y anuló un gol en propia meta de Koundé, bien asistido desde el VAR. Sin embargo, el fútbol es imprevisible. Con un Sevilla algo revitalizado por los cambios, marcó Lo Celso lo que parecía hacer justicia. No fue así, en la última jugada, con Bono en área contraria, el rechace le llegó a Koundé para empatar.

Esa es la breve historia del partido que, en la práctica, fue un empujoncito más hacia el objetivo. Los último encuentros y la trayectoria del Sevilla en el tramo final de temporada invitan a pensar - y casi a asegurar- que Lopetegui y el Sevilla tomarán diferentes caminos la próxima temporada.