Verano

Jerez de la Frontera

En lo que llevamos de siglo, son innegables las consecuencias del desvarío climatológico causado por el progresivo calentamiento del planeta. Es un hecho que las clásicas cuatro estaciones están dando paso a solo dos, una larga con predominio de los días templados y calurosos, y otra muy corta de poco frío y bastante menos lluvia que antaño.

Últimamente, el verano meteorológico se está adelantando en el calendario, como este año, pues ya muchos días de febrero fueron casi veraniegos y luego la primavera ha sido más bien estival, hasta un grado extremo con la ola de calor en junio (un fenómeno atmosférico impropio de dicho mes).

Aparte está el otro verano: un tiempo especial, distinto, que cada cual siente y vive a su manera, pero que del que todos tenemos un sentimiento paradójico. Asociamos el verano con la vacación y el disfrute de los placeres, o sea, la época idónea del carpe diem. Y, a la vez, nos hace recordar bonitos momentos vividos en otros veranos ya lejanos, empezando por la niñez, cuando el verano nos parecía interminable, un paraíso de juegos y peripecias hasta la vuelta al cole en septiembre…

Quedémonos con este significado lúdico y dichoso de la época estival, pese a que nos lo pretenda fastidiar la enésima crisis, que paga la mayoría como siempre y que enriquece como nunca a los viejos y a los nuevos ricos.

Los espero por aquí el próximo otoño. Mientras tanto, feliz verano.