A Ángel Revaliente Domínguez

Vaya por delante mi respeto a un compañero que durante tantos años le ha tomado el pulso a la actualidad de Jerez y de esa manera tan brillante. Desde el viernes, Ángel Revaliente, tiene una calle con su nombre. Reconocimiento justo, muy justo, por su labor diaria en algunos de los principales medios de comunicación de la ciudad, pero ese gran honor, no lo recibe solo por ser periodista, sino por ser una gran persona.

Quienes hemos tenido la suerte, como yo, de compartir años de profesión y hasta de fatiga, podemos dar fe de la calidad humana de un gran compañero que, como todos, con aciertos y errores -más de lo primero que de lo segundo-, ha sido capaz de estar cada día contándonos la actualidad del deporte o de lo que sea menester, como pocos hacían. Con naturalidad, con ingenio y con ese don que solo tienen los periodistas de raza.

Jerez tiene una calle con el nombre de Ángel Revaliente Domínguez y que tu ciudad te obsequie en vida con este regalo, es algo grande, muy grande. Precisamente a la vida y a esta profesión, le doy las gracias por haberme dado la oportunidad de conocer a gente como él. El día de su jubilación, periodistas de esta ciudad le despedimos con un almuerzo y con el mayor regalo posible, el de sentirse querido por los suyos, sentirse admirado.

No todos los que dan un paso al lado para afrontar otros desafíos, se van como él se fue y ni mucho menos tienen una calle a su nombre. Enhorabuena a nuestros políticos por el acierto de honrar de esa manera a Ángel. Enhorabuena, amigo y sí, te escribo estas líneas desde la más profunda de las envidias, pero con el cariño y respeto que sabes te tengo. Felicidades que traslado también a tus hijos, a tu mujer, por el orgullo que sintieron el viernes, porque dejas huella y porque ya se sabe que cada uno recoge lo que siembra y tú has sembrado, vaya si lo has hecho.