Colón y la brecha de la desigualdad
Hay un tufillo del nacionalismo excluyente en ciertas lecturas- Colon era genovés, aunque enarbolara la bandera de Castilla y Aragón en sus viajes, cuando España como nación ni siquiera existía - y ocurre, precisamente, en un momento en el que la desigualdad nos tienta a buscar un chivo expiatorio, que siempre es el otro
La Columna de Mercedes de Pablos
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Sevilla
En fechas señaladas, esta radio está viviendo su primer centenario, gracias y enhorabuena, un programa de televisión ha vuelto a provocar un cierto escandalo con un tema que estando zanjado siempre provoca ruido, el origen de Cristóbal Colón.
Ustedes me dirán y con razón que tenemos otros problemas del presente muy graves y muy serios en Andalucía como los niveles de pobreza, la brecha de desigualdad que crece y para más inri, la maltrecha situación de la sanidad y la educación públicas. Es verdad y pudiera parecer que ante un diagnóstico que precisa de intervenciones eficaces y rotundas hablar de Historia parezca una cuestión menor. Pero no nos engañemos, desde la Historia se construyen imaginarios que refuerzan o aminoran la idea que tenemos del presente. Es la Historia la que define identidades y sobre todo habla de orgullos y también de desprecios.
Andalucía hizo un enorme esfuerzo por recuperar la autoestima- siéntase orgulloso de ser andaluz decía esta casa en la precuela del 28 F- y lo hizo desde la conciencia de ser tan vieja y milenaria como mestiza. Hay un tufillo del nacionalismo excluyente en ciertas lecturas- Colon era genovés, aunque enarbolara la bandera de Castilla y Aragón en sus viajes, cuando España como nación ni siquiera existía - y ocurre, precisamente, en un momento en el que la desigualdad nos tienta a buscar un chivo expiatorio, que siempre es el otro.
No es casual que en las encuestas aparezca la emigración como problema ahora que nosotros no emigramos y sin embargo se pase de puntillas por una realidad que nos grita: la diferencia de renta entre el Sur y el Norte de España, entre los sueldos de unos y otros, y por tanto entre lo que se percibe en las pensiones o lo que se cobra por el paro. La desigualdad es la ponzoña que se envenena precisamente con discursos falsarios de pasado imperial que convierten a otros en enemigos, Las palabras nunca son inocentes. El pasado debe ser luz para presente y no concertina dialéctica que amplíe aún mas las fronteras y que nos tenga entretenidos, mientras la verdadera brecha, la auténtica frontera social, golpee siempre a los mismos.