La Magna
La firma de Manuel A. González Fustegueras en Hoy por Hoy Jerez

Firma Manuel A Glez Fustegueras
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Jerez de la Frontera
LA MAGNA.
Manuel A. Glez. Fustegueras.
En mi opinión, las procesiones multitudinarias en Jerez, como la Magna Mariana de 2024, deberían generar debate público, habida cuenta de sus innegables efectos en la vida urbana. Estos eventos, si bien expresan fe y tradición, alteran la vida cotidiana, al generar cortes de tráfico y restricciones de movilidad que dificultan el acceso a servicios esenciales, y limitan el desplazamiento de los residentes. También pueden llegar a generar ciertas tensiones, al no reflejar la diversidad de creencias y prioridades de la población actual, dando la impresión de que las instituciones públicas apoyan solo una identidad religiosa.
Al programarse en fines de semana, también interrumpen actividades culturales y sociales, limitando la inclusividad y alienando a quienes no se sienten representados en estas celebraciones. Aunque es común argumentar que estos eventos benefician al comercio y al turismo, también es cierto que suponen un alto coste para el municipio. Los gastos de seguridad, limpieza, organización y logística son asumidos en buena parte por el ayuntamiento, desviando recursos que podrían ser utilizados en otros proyectos de beneficio público. En una ciudad con necesidades en infraestructura, servicios sociales y mantenimiento urbano, ¿es justificable priorizar estos gastos en procesiones de carácter extraordinario? Por otro lado, el beneficio económico suele ser desigual y concentrado en ciertos sectores específicos, principalmente en hostelería y comercio turístico, lo cual no siempre repercute en una mejora para la economía local de manera equitativa. Quiero dejar claro que esta reflexión sobre este tipo de procesiones multitudinarias en nuestra ciudad no debe interpretarse como un rechazo a la fe o las tradiciones, sino como un llamado a evaluar cómo se llevan a cabo en el contexto actual. Creo que la ciudad merece un planteamiento que integre el respeto a las creencias religiosas con la necesidad de un espacio urbano inclusivo, sostenible y accesible para todos




