Nos vamos de Crucero

Córdoba

Me duele un poco la cabeza. Mi vecino acaba de marcharse después de contarme su semana de vacaciones en Islandia con todo lujo de detalles. El año pasado hizo un crucero por el Caribe y para el año que viene ya tiene reservada una quincena en Uzbekistán.

No conoce el río Guadalora ni ha hecho nunca la ruta del Bembézar ni ha bajado por el Bailón desde Cabra hasta Zuheros, pero ha hecho varias rutas de senderismo en los Balcanes y un descenso en rafting en Nepal.

Tampoco conoce la sierra de Aracena, no ha estado en el valle del Tiétar ni en la Laguna Negra en Soria ni se ha acercado a la Alberca a pesar de que sabe lo mucho que me gusta visitar ese pueblo en temporada baja, porque en temporada alta los turistas lo hacemos intransitable. Cuando le conté cómo es el nacimiento de río Mundo en Albacete enseguida me interrumpió relatándome las virtudes de Praga y de Budapest.

Se ha despedido invitándome a cenar, pues iba a pedir comida en un restaurante egipcio, que le traerá en un mochilón amarillo un repartidor que se desplaza en bicicleta a seis euros la hora. He rechazado amablemente su invitación alegando que me estaba haciendo una tortilla de patatas y me parece haber percibido una mirada de envidia.

Por cierto, la tortilla era con cebolla…