Paciencia y antihistamínico
Firma de opinión de Irene Contreras, Periodista cordobesa.

Firma de opinión Irene Contreras. Paciencia y antihistamínico
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Córdoba
Mientras algunos se frotan las manos con la repercusión económica que puede tener el rearme en la industria armamentística que empieza a instalarse en Córdoba, en el Ayuntamiento no tenemos todavía una Delegación de Preparación. La gestión de crisis siempre ha sido cosa de Presidencia y de los gabinetes, así que no sería de extrañar que veamos pronto a Torrico haciendo ‘unboxing’ de un kit de supervivencia como el que presentó hace poco la señora aquella de la Unión Europea. Cosas que pasan cuando cunde el pánico por futuribles apocalípticos en vez de por los infiernos presentes. De todas formas, mientras la única batalla que tengamos en el horizonte sea la de las Flores, el mayor riesgo al que se enfrenta Córdoba seguirá siendo la primavera. Una pesadilla para los alérgicos y para los vecinos.
Un kit de supervivencia adaptado a nuestras necesidades debería contener, por lo menos, un buen puñado de pastillas para la alergia y alguna mascarilla higiénica de las que nos sobraron de la pandemia. Un librito de la Semana Santa, ya sea para seguir a las cofradías o para evitarlas. Tapones para los oídos, por si los de las Cruces vuelven a saltarse el toque de queda musical, y el número de los locales por si la cosa se va de madre. Tiritas, no para los corazones partíos, que alguno habrá también, sino para cuando toque ponerse por primera vez las sandalias. Una copia del proyecto de ordenanza que va a regular las despedidas de soltero, aunque solo se pueda usar como arma disuasoria. Dinero en efectivo, que ya sabemos que en primavera se averían más TPVs que nunca. Y paciencia. Ante todo, altas dosis de antihistamínicos y de paciencia.
En cuestión de semanas la ciudad que pierde habitantes volverá a multiplicar su población con una población que no habita, que viene de paso, se mea en una calleja y se va sin pagarle un duro a los santos de Sadeco, que vaya mesecito les espera. Los que no pueden permitirse un alquiler verán entrar y salir a turistas de las casas que un día se construyeron para ellos, sin más respuesta por parte de los gobiernos que decretos y ordenanzas incapaces de poner orden en el caos. Con ese panorama no sería de extrañar que el rearme acabara siendo con pistolas de silicona, de esas que sellan los candados; pero me parece que esas no las vamos a encontrar nunca en un kit de supervivencia municipal.
Por cierto, mucho cuidado con confundir la paciencia con la resignación. Lo primero es una virtud. Lo segundo, una derrota.