Emprender en Jerez

Jerez de la Frontera

Se dice mucho en Jerez —y en nuestra tierra— que aquí no hay futuro. Que el que quiere prosperar tiene que hacer las maletas y buscarse la vida fuera. Que los jóvenes no encuentran salida, que el emprendimiento es una palabra bonita que aquí se queda en nada. Y aunque esa sensación existe, yo me niego a creer que ese sea nuestro destino.

Porque cuando miramos con lupa, la realidad es otra: hay talento, hay ideas y hay una fuerza increíble en la gente joven que quiere cambiar las cosas. Lo que ocurre es que nos hemos acostumbrado al discurso derrotista, a repetir como un mantra que “esto es lo que hay”. Y no: lo que hay es conformismo.

Emprender en Jerez, en Cádiz, en Andalucía, no es fácil. Lo sé en primera persona. Aquí no hay autopistas despejadas ni alfombras rojas, más bien obstáculos, papeleos interminables y la sensación de que las oportunidades siempre se reparten lejos de nosotros. Pero, ¿saben qué? Precisamente en ese terreno complicado es donde nacen los proyectos más auténticos. Porque cuando no tienes nada asegurado, lo que construyes es real, es sólido y tiene corazón.

El espíritu emprendedor local se ve cada día en pequeñas historias que apenas aparecen en los periódicos. La chica que abre un taller de costura con tres máquinas prestadas. El chaval que se inventa una tienda online de barrio y empieza a vender más allá de Jerez. La pareja que apuesta por un bar con música en directo porque quiere devolverle vida a la calle. Eso es emprendimiento. Y aunque no siempre aparezca en los rankings de grandes empresas, es lo que sostiene la economía, lo que nos demuestra que aquí también se puede.

El problema es que a los jóvenes les hemos repetido tantas veces que no hay futuro, que se lo han terminado creyendo. Y yo lo que quiero hoy es recordarles que el futuro no es algo que se espera: es algo que se crea. Y se crea con valentía, con fe y con una pizca de rebeldía. Porque emprender no es para héroes, es para inconformistas. Para quienes deciden no rendirse a la primera y entienden que la salida no siempre está en emigrar, sino en apostar por lo nuestro con otra mirada.

Claro que necesitamos más apoyo institucional, menos burocracia y más inversión en proyectos locales. Eso está claro. Pero no podemos esperar a que todo cambie para empezar. Si algo nos sobra en esta tierra es creatividad, ingenio y ganas de hacer las cosas de otra manera. Y cuando un joven se atreve, contagia a otros. Esa chispa, esa semilla, es la que puede transformar nuestra ciudad.

Yo he visto cómo marcas locales, con muy pocos medios, han conseguido abrirse camino y hacerse un hueco en el mercado nacional. Lo he visto porque trabajo con ellas, porque creo en ellas. Y cada vez que una de esas marcas despega, me recuerda que no somos menos que nadie. Somos distintos. Y precisamente ahí está nuestra ventaja.

Así que a quienes hoy se sienten atrapados, a quienes piensan que no hay salida, les digo algo muy claro: sí hay salida, pero no está escrita. Se inventa. Y quizá no sea fácil, pero lo que se construye aquí, con nuestras raíces y nuestra forma de ver el mundo, tiene un valor que no se compra en ninguna capital.

El futuro no está en otro sitio. El futuro también puede estar en Jerez, si tenemos el coraje de creerlo y de crearlo.