Sergio Fernández, el león que rugió en el Almería

Almería

Solo estuvo una temporada pero fue suficiente para dejar su huella en una ciudad y en aquel mejor Poli Almería de todos los tiempos que se quedaba a las puertas de un ascenso que se llevó el Levante, en una promoción donde los rojiblancos merecían más. Era presidente Pepe Guijarro y en la directiva se encontraba el fundado, Pepe Meca, que fue un ciclón viendo al club de sus amores llamado a la puerta de LaLiga tras una temporada donde acabaron cuartos y con lío monumental tras el Play Off por las deudas con la plantilla.

Era Sergio Fernández de los pocos futbolistas que no habían llegado de la colla de Antonio Montero Nene para un equipo de fantasía plagado de malagueños, y con un Francisco estelar que estaba en su esplendor. Todo empezó de maravilla con el equipo ganando y la afición en el campo, para pagar de forma puntual hasta que llegaba la Navidad y con ella los primeros retrasos para unos profesionales que daban la cara por los campos de Segunda B. Sergio, no lo tuvo fácil ya que el malagueño Domínguez le discutía la titularidad y le ganaba en experiencia.

Un hombre de club cercano con la afición

Sergio Fernández venía del Numancia al ‘calorcito’ del Sur y no tardaba en aclimatarse al equipo y a la ciudad. Empezó titular y acabó igual pese a la enorme competencia en la zaga. Destacaba por el dominio del juego aéreo y con los pies no era malo. Con Antonio Montero Nene a los mandos y Pepito Morales de segundo entrenador, se trabajaba a un nivel de superior categoría y Sergio daba la cara por los campos de bronce, con históricos peleando por subir a Segunda. Los aficionados del Poli siempre han sido muy cariñosos con sus futbolistas y era Sergio de los más queridos.

Antes de los entrenamientos era habitual hablar con el entrenador y los futbolistas en el estadio ‘Emilio Campra’ donde trabajaba el Poli, para dar descanso al ‘Juan Rojas’, donde además competía el Almería Ceefe. Sergio era feliz hasta que se metió el frío en el cuerpo de un club al que los fantasmas del pasado no abandonan y por la Navidad empezaron los retrasos. Los de Almería (pocos) y los malagueños, aguantaban el tirón pero los del norte lo tenían más complicado para pagar el alquiler y llenar el frigorífico.

Un equipo de calidad con ardor guerrero

Si las paredes hablaran les contaría todo lo que me decía Sergio (había confianza) y luego su entrenador, que no se mordía la lengua porque daba la cara por sus muchachos que dispararon la ilusión en la ciudad por volver a ver fútbol profesional. Aquella plantilla estaba plagada de grandes jugadores y buenas personas. Gente sencilla y cercana que se transformaba en los campos dando la cara para ganar partidos y cumplir con el presupuesto más caro de la historia: 118 millones de pesetas.

Fueron precisamente las pesetas las que generaron las primeras tensiones en el vestuario porque muchos eran padres de familia y no llegaban a fin de mes. Pepe Guijarro (q. e. p. d.) buscaba el dinero debajo de las piedras para pagar, porque veía que los retrasos no se notaban en los partidos y de ello puede dar fe el ahora director deportivo del Alavés. Terminaron la temporada regular cuartos y fueron a la lotería de la liguilla de ascenso donde les caía el gordo: Levante UD, que tenía el mayor presupuesto de todos. Real Madrid B y Bermeo completaban el grupo.

Un partido polémico que les costaba el ascenso

El Poli Almería de Sergio Fernández hizo lo más difícil, empatar en Valencia para dar un paso casi definitivo de cara al ascenso a Segunda División. Pero quedaba el partido del ‘Juan Rojas’ y aquella tarde no se vio la mejor versión del equipo y un polémico penalti sobre Paco Salillas, condenaba al club a depender de otros y al Levante de si mismo, y aquello se escapó para siempre. Con la mejor entrada de la temporada, con una gran taquilla y un presidente ‘mosqueado’, porque no vio la mejor versión de su equipo. El partido era mejorable a todos los niveles pero…

No se hizo justicia con unos jugadores honrados que merecían subir y nunca fueron inferiores en el campo al Levante que acabó en Segunda. Había distancias de presupuestos y de historia, pero en el terreno de juego los hombres de Antonio Montero Nene fueron mejores y se quedaron con las ganas de cantar la gloria de un ascenso que pudo marcar el futuro del club fundado en 1983 por Pepe Meca. El desencanto fue enorme y a renglón seguido salieron las deudas a flote.

Los viejos fantasmas del Poli terminaron apareciendo

Acabado el Play Off y sin tiempo de hacer la digestión los futbolistas se encerraban en la sede del club en demanda de percibir las cantidades pendientes de cobro. El entrenador era cesado de forma fulminante y el Poli Almería daba la vuelta al mundo por las deudas, como en sus inicios que no fueron precisamente fáciles porque los presupuestos llegaban hasta final de año y luego las deudas imponían su ley. Solo Sergio sabe si cobró todo lo que le debían o todavía anda esperando. Su carrera seguía adelante y lo fichó el Cartagonova y luego la Cultural Leonesa.

El director deportivo que llevaba dentro se iba forjando en el Real Murcia, Hércules y ahora en Vitoria haciendo grandes plantillas en un Alavés de Primera División. Sergio Fernández dejaba huella de buen profesional en Almería y su cercanía a la afición y su buen rollo con la prensa deportiva de la ciudad, nos puso siempre sobre su pista ya que éste leonés nunca pasaba inadvertido y sigue triunfando en el difícil mundo del fútbol.