Ciencia y tecnología

La soberanía alimentaria es posible si se practica una gestión racional de los suelos

Expertos de la FAO piden en Huesca que el suelo se declare patrimonio natural al igual que el agua y el aire. Labor complicada al estar, mayoritariamente, en manos privadas

Suelo agrícola / Rosa Poch

Zaragoza

Para garantizar la producción de alimentos que abastezcan a una toda la población mundial hay que gestionar de forma correcta el suelo donde producimos. Es una de las conclusiones de la reunión, celebra esta semana en el campus de la Universidad de Zaragoza de Huesca, del panel intergubernamental de expertos del suelo de la FAO, encargados de analizar las problemáticas mundiales de este recurso básico para la alimentación humana.

Se trata de un grupo de 27 expertos de otros tantos países presidido por la edafóloga Rosa Poch, encargada de impartir en la Escuela Politécnica de Huesca la ponencia 'El suelo, donde todo empieza'.

La suya, la edafología, es la ciencia que estudia el suelo, la capa más fina que recubre la corteza terrestre y que permite la vida en la Tierra. Pero, al igual que el agua y el aire, tiene sus problemáticas, "por ejemplo la erosión hídrica, la salinización, la pérdida de materia orgánica y biodiversidad por contaminación, entre otros muchos", afirma la investigadora.

Acabar con el hambre

Son solo algunos del problemas del suelo que se producen por procesos naturales o la acción del hombre. Para paliar estos últimos, los expertos piden que la gestión del suelo se incorporen a las agendas de desarrollo sostenible, como ya se hace con el agua y el aire.

Afirman que el objetivo final es conseguir acabar con el hambre, avanzar en la adaptación del cambio climático y conseguir la soberanía alimentaria, es decir que haya suficiente suelo para producir alimentos que abastezcan a toda la población mundial.

"Si se manejan bien los suelos, mirando que sea una gestión sostenible en el tiempo, sí se podría alimentar a toda la población", asegura Poch con rotundidad. Para ello, piden un reconocimiento similar al del agua, labor complicada en un mundo que vive más pendiente de otro tipo de desarrollo, cuando además estamos hablando de un recurso que está, mayoritariamente en manos privadas.

Poch expone ejemplos muy gráficos: "los suelos del delta del Llobregat son de los mejores que hay en Cataluña, pero es una zona en la que está el aeropuerto, hay industria, está el AVE, pasan las autopistas..."

Este grupo dependiente de la FAO, la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, defiende de que es imprescindible destacar el valor del suelo como patrimonio natural imprescindible para la vida de las generaciones futuras.

 
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