Los contras del nuevo Portillo
Las plataformas vecinales ponen peros al proyecto que cerrará la cicatriz de El Portillo con el tercer parque urbano más grande de Zaragoza y con un cambio sustancial en la movilidad en su acceso al centro

Zaragoza
Los vecinos de los barrios zaragozanos de La Almozara y Delicias han expresado su desacuerdo con el nuevo proyecto urbanístico que afecta a la conocida cicatriz de El Portillo. A pesar de la intención del Ayuntamiento de crear un gran parque y cerrar así una herida histórica en el trazado urbano de la ciudad, el plan ha despertado inquietudes por su impacto en el tráfico y la convivencia ciudadana.
Desde las asociaciones vecinales, han señalado que en ciertas zonas no será posible plantar zonas verdes debido a que se sitúan directamente sobre el cajón de las vías. Además, han denunciado la falta de información previa sobre el tipo y densidad de viviendas que se van a construir, lo cual ha generado incertidumbre sobre el incremento del tráfico en zonas residenciales. En particular, han alertado de que Escoriaza y Fabro, actualmente una calle tranquila, podría convertirse en una avenida de entrada al centro, lo que alteraría su carácter vecinal.
El asunto ha sido el tema central del debate Reunión de vecinos que quincenalmente mantenemos con las plataformas vecinales, Unión Vecinal Cesaraugusta y Federación de Barrios. Durante el debate, sus presidentes Constancio Navarro y Arturo Sancho, han coincidido en que hay en realidad dos proyectos superpuestos: uno es el parque, que ha sido presentado como un emblema de regeneración urbana y que sin duda ha sido bien recibido por su potencial para reverdecer la ciudad. El otro, sin embargo, es el relativo al tráfico, que ha sido percibido como una amenaza a la calidad de vida, ya que prevé nuevos desdoblamientos y carriles que facilitarían el paso de vehículos por el centro en lugar de derivarlos a los cinturones.
Arturo Sancho ha señalado que "este modelo de ciudad va en contra de las políticas de movilidad desarrolladas durante los últimos 20-25 años, que siempre han apostado por expulsar el tráfico hacia los cinturones periféricos". Ha advertido que "el nuevo planteamiento, al aumentar los flujos por el centro, podría empeorar la seguridad vial y reducir la calidad de vida".
También se ha puesto sobre la mesa el patrimonio, con el caso del edificio de Correos, que podría ser demolido pese a no estar catalogado. Organizaciones como APUDEPA han manifestado su preocupación, proponiendo integrarlo como equipamiento en el nuevo parque. Asimismo, se han cuestionado decisiones técnicas como el trazado de cinco carriles en Anselmo Clavé y la posible tala de pinos en zonas residenciales.
En cuanto al origen del proyecto, Constancio Navarro ha recordado que "la reordenación del Portillo arranca hace más de dos décadas, cuando se trasladó la estación ferroviaria a Las Delicias. Desde entonces, múltiples iniciativas y conflictos administrativos han ido retrasando la ejecución". Aunque algunas decisiones, ha añadido Navarro, como las 200 viviendas o la torre de 20 alturas, ya se conocían desde hace años, muchos vecinos han lamentado la falta de comunicación clara y la sensación de que se está aprovechando un proyecto de mejora urbana para imponer un modelo de ciudad que prioriza los intereses inmobiliarios y de tráfico privado.
En definitiva, aunque la propuesta del parque en la cicatriz de El Portillo representa una oportunidad para revitalizar una zona históricamente degradada, la falta de consenso y transparencia ha generado desconfianza entre los vecinos. Las asociaciones reclaman que no se sacrifique la calidad de vida ni el modelo de ciudad por intereses ajenos al bienestar común, y exigen al Ayuntamiento una revisión del proyecto con participación real y efectiva de la ciudadanía