Alberto Castrillo - Ferrer: 'Vecindades'

Zaragoza

Cada vez que voy a consultar un libro de mi biblioteca me provoca una gran curiosidad ver entre quien y quien está ordenado, porque el orden alfabético -reconozcámoslo- crea verdaderas vecindades insospechadas, sobre todo en una biblioteca esquizofrénica como la de casa, donde hay múltiples intereses de lectura: libros de trabajo y de placer, libros de amigos, libros que importan (un guiño a esa bonita iniciativa) y libros que aún esperan ser leídos.

Me encanta ver como conviven Delibes, Diderot y Dostoyewsky, la vecindad de mi amigo Ramón Fontseré con la también amiga Cristina Fernández-Cubas, a García Márquez junto a Galdós (sí, es que lo ordeno por la «G» ya sé que es Pérez, pero…)

Tengo un libro del activista José Bové que se apoya en Bocaccio, y un poco más allá tenemos a Borges ¡Qué cosas se dirán en ese trocito de estantería! Woody Allen junto a Paul Auster discutiendo todo el día que si Queens, que si Brooklin…

Junto a Cervantes, tengo a Javier Cercas, ¡seguro que le gusta!, como también le gusta a mi amiga Lourdes Ortiz estar pegada a la Pardo Bazán.

¡Anda! me acabo de dar cuenta de que si a Pérez Galdós lo ordeno por la P, estarían de nuevo juntos y se dirían aquello de «Minina» «Chiquito mío» y «mi ratón del alma». Me lo pensaré…

Confieso que siempre he querido escribir un libro, aunque fuera uno, busco junto a quien me tocaría convivir en mi biblioteca y sonrío feliz: Mi vecino sería ni más ni menos que mi admirado Antón Castro. ¡Hmmm! Ya sólo por eso merecería la pena.