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Cartas al Director: Carta a Fernando Martínez

Benito Carrera, Secretario de Seguridad y Salud CC.OO. Aragón, y Arancha García-Carpintero, Secretaria General U.C.CC.OO. Huesca.

Ha fallecido un trabajador, nuestro compañero, nuestro amigo, un militante de CC.OO. ejemplo de dignidad y lucha por nuestros derechos laborales hasta su último suspiro... Fernando Martínez trabajaba en la Empresa INQUIDESA de Monzón dedicada a la fabricación de productos y derivados del cloro.

Tus palabras, Fernando, todavía suenan en nuestro corazón, cuando nos describías como entrabas al reactor antiguo a rascar el subproducto que quedaba adherido a las paredes, como el que accede a la "caldera del infierno". Por supuesto cuando el cristalizado todavía estaba caliente, y emanaba dioxinas, entre otras sustancias órgano cloradas. Contabas cómo te sobrevenía el vómito característico del cloro, cómo sentías que se te abrasaban las entrañas hasta los hígados. El día que tocaba limpieza de caldera, imposible almorzar y comer hasta que la biología se recuperaba.

Un día, los médicos te diagnosticaron cáncer de páncreas y comenzó tu calvario y el de todas las personas que te queríamos.

Consciente de que el responsable de tu enfermedad, tenía que ser, debería de ser INQUIDESA y su proceso industrial para la fabricación de cloro, de la mano del Sindicato decidimos emprender acciones legales por el reconocimiento de Enfermedad Profesional y para demostrar que el daño a tu salud lo había producido un irresponsable y cruel proceso industrial desprovisto de las medidas de seguridad y prevención de riesgos oportunas.

En el mes de febrero te acompañamos al juicio celebrado en Huesca, donde comparecieron los representantes de tu empresa y a modo de guardia pretoriana, el abogado del estado representando al INSS y el abogado de ASEPEYO, con el único afán de contradecir la tesis de que había sido un daño provocado por el trabajo. Lamentable papel, ¡que maneras más distintas de ganarse la vida, comentamos todos! A pesar de que la empresa era vieja conocida por la Inspección y Dirección Provincial de Trabajo, habiéndola sancionado y requerido a modificar las instalaciones de producción hacia no demasiado tiempo...

Te nos has muerto sin Sentencia de la Juez que te juzgó. Te has muerto sin ni tan siquiera haber recibido "justicia" ni razón a tu causa, nuestra causa. Se nos revuelven las tripas recordando, a pesar de las pruebas periciales aportadas en tu favor, las tretas y subterfugios utilizados por los letrados de la propia Administración, y la cómoda y gélida pasividad de la representación de la Empresa, sintiéndose protegida y amparada de que no se hiciese visible lo invisible; sintiéndose cómoda en esa desobediencia civil al delito contra la seguridad y salud de los trabajadores.

Que difícil es encontrar consuelo Fernando, ante la tragedia de tu desaparición, y cuánto te vamos a echar de menos. Sentimos el dolor de tu compañera y de tus hijos, porque somos padres, madres, esposos, compañeros, compañeras y amigos.

Ellos, los culpables, los que amparados por la "potestad organizativa" dieron sus órdenes, te enviaron a tí y a otros compañeros al matadero de un proceso industrial criminal, no pueden ni deben dormir tranquilos, hemos y debemos de exigir justicia, hemos y debemos de depurar responsabilidades hasta las últimas consecuencias.

Fernando, sólo muere lo que se olvida. Testimonios como el tuyo nos han de enardecer, nos han de hacer crecer, nos han de sacar de este aparente letargo y narcotización en el que estamos sumidos la clase obrera. Ejemplos como el tuyo han de abundar en lo sucesivo, y nos han de poner en pie frente a esta chusma de aprovechados irresponsables que mercadean con nuestra salud, al único objeto de su beneficio, estafando a la sociedad y al tan cacareado estado de derecho.

Sindicalmente quedamos expectantes del pronunciamiento de la Justicia, lamentablemente post mortem, pero debemos de agarrar firmemente tu testigo y renovar nuestro compromiso pro activo en defensa de la seguridad y salud de los trabajadores.

Una última reflexión: la única razón o valor que jamás quiebra es "el trabajo", motor esencial de nuestra vida económica. A quién sí hay que poner en cuestión ante la coyuntura es a los gestores de esa economía y a los fraudulentos procesos industriales.

Trabajamos para ganarnos la vida, no para perderla...

Un abrazo, y hasta siempre, querido Fernando.

 
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