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Cartas al director: Día Nacional de la Logopedia. “Logopedia y escuela, el cambio necesario”.

AELFA (Asociación de Logopedia, Foniatría y Audiología)

La comunicación, y dentro de ésta, el lenguaje como forma más importante de comunicación, constituyen hoy en día uno de los temas centrales de nuestra Sociedad de la Información. En el actual siglo XXI se calcula que la cantidad de información que nos llega en un solo día es tanta como la información que le llegaba a una persona del siglo XVII a lo largo de toda su vida. La cibernética ha creado un mundo nuevo, un fascinante mundo casi ilimitado. Es responsabilidad del sistema educativo proporcionar a los escolares los medios de dominar esta proliferación de información, para seleccionarla y jerarquizarla críticamente. Cada vez más en los centros educativos se tiende a la enseñanza de nuevas tecnologías, que los niños aprendan a utilizarlas para buscar y seleccionar la información útil.

Es dentro de este contexto, donde debemos situar la trascendencia de los trastornos y alteraciones de la comunicación, el lenguaje, el habla, la audición y la voz, puesto que el niño/a que tenga problemas a este nivel, se hallará -quizás, hoy más que en cualquier otro momento histórico- no integrado en la sociedad. Y es precisamente en el entorno escolar donde el niño/a que presente alteraciones puede recibir del modo más eficaz la atención que requiere, donde debe ser intervenido por los distintos profesionales especializados, entre ellos el logopeda. De modo que la intervención de los profesionales -cada uno desde su especialidad- pueda ser realizada en las instalaciones escolares, sin necesidad de que el escolar deba acudir inexcusablemente a gabinetes, clínicas, centros especiales, consultas…

Ciertamente, un gran número de los sujetos que atienden los logopedas son niños/as la mayoría se encuentran en edad escolar. Es en esta etapa cuando se desarrolla el lenguaje y se manifiestan las alteraciones. De ahí que, a menudo, se identifique la Logopedia como una actividad exclusivamente del entorno escolar.

A través de diferentes normativas se ha ido configurando, definiendo y reconociendo la Logopedia en España como titulación universitaria, (Real Decreto 1419/1991, de 30 de agosto) enmarcada y regulada desde el 2003 (LEY 44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de las profesiones sanitarias) como profesión sanitaria con intervención asistencial tanto en el ámbito clínico, como social y educativo.

En su artículo 7, apartado f, la LOPS contempla “que los Diplomados universitarios en Logopedia desarrollan las actividades de prevención, evaluación y recuperación de los trastornos de la audición, la fonación y del lenguaje, mediante técnicas terapéuticas propias de su disciplina”.

Hoy en día nadie duda de la importancia que tienen tanto la detección precoz como la intervención temprana en cualquier trastorno o alteración de la salud. Debido a la mayor información/formación de los distintos profesionales y de las familias, cada vez son más los casos detectados; sin embargo, no ocurre lo mismo con los casos que finalmente se tratan. La insuficiencia de especialistas para atender todas las necesidades de la población escolar hace que muchos casos leves -y no tan leves- queden desatendidos, lo que ocasiona un grave perjuicio al escolar, cuyas alteraciones lingüísticas o de comunicación se van cronificando, su reeducación se hace más costosa e, incluso, se puede llegar a entorpecer el desarrollo psíquico del niño con un posible retraso en la escuela. Pero no es el único perjudicado, también el núcleo familiar y su entorno social se verá afectado.

Los logopedas españoles tienen una formación multidisciplinar que les permite intervenir, según la Comunidad Autónoma en la trabajen, tanto en contextos sanitarios (hospitales, centros de salud, centros de rehabilitación, centros audioprotésicos…), socio-asistenciales (tercera edad, atención temprana, centros de día, asociaciones…), como educativos (colegios, guarderías, centros de educación especial, entornos no formales como empresas que solicitan cursos de voz, profesionales de la voz…).

No es nuestra intención suscitar polémica con otros profesionales en relación con las respectivas competencias. Todo lo contrario. Consideramos que es importante que exista una estrecha colaboración y coordinación entre todos los profesionales que atienden al niño/a en la escuela. Qué duda cabe de que es necesario delimitar el contexto de actuación de cada uno de los profesionales; sin embargo, como reza en la LOPS “…en esta ley no se ha pretendido determinar las competencias de unas y otras profesiones de una forma cerrada y concreta sino que se establecen las bases para que se produzcan estos pactos entre profesiones, y que las praxis cotidianas de los profesionales en organizaciones crecientemente multidisciplinares evolucionen de forma no conflictiva, sino cooperativa y transparente.” Indudablemente, estos y otros aspectos han de ser objeto de reflexión por las autoridades competentes a fin de proporcionar soluciones satisfactorias, pero no es ésta la finalidad de este artículo. Se trata en definitiva de no limitar la actuación de unos y otros profesionales a unas instalaciones so pretexto de unas determinadas competencias profesionales. Son dos planos distintos, competencias y lugares de intervención.

En la escuela encontramos una alta incidencia de problemas de lenguaje, audición, habla y voz. Por ejemplo, las disfonías infantiles ocasionadas por unos nódulos en las cuerdas vocales debido al mal uso y abuso de la voz, son cada vez más numerosas. Los niños/as disfónicos reciben el tratamiento fuera del colegio, lo que ocasiona, en algunos casos, absentismo escolar, que a su vez puede generar un retraso escolar… Toda la sociedad, finalmente, paga la inadecuada organización de los servicios que dichos niños/as precisan. Y esto no es soslayable con los distintos ámbitos competenciales; es mera organización. Sea por discapacidades auditivas, físicas, intelectuales, o por dificultades de aprendizaje del idioma en los emigrantes, la falta de dominio del lenguaje para comunicarse, pone en riesgo la vida escolar y las relaciones sociales de estos niños al no poder participar de la cultura verbal que lo impregna todo.

Al igual que la sociedad ha ido evolucionando, la escuela comienza a dar cabida a diversos especialistas, fisioterapeutas, médicos, psicopedagogos, logopedas…, que colaboran en una atención global del alumno/a. Convenimos con el Col.legi de Logopedas de Catalunya, como señala en un artículo publicado el 14 de septiembre de 2008 en el periódico La Vanguardia, que es imprescindible que el logopeda se incorpore como especialista en el ámbito educativo público y privado, coordinándose con los profesionales y el equipo psicopedagógico del centro para la valoración y seguimiento del alumno/a y evaluación del programa; colaborando en la prevención y en la pronta detección de dificultades de comunicación oral y escrita; evaluando, planificando e implementando programas de actuación específica en alteraciones del lenguaje, audición, habla y voz; asesorando a otros profesionales y familias…

Puesto que el lenguaje es una actividad de carácter social, que se desarrolla interaccionando verbalmente con otros miembros del entorno y que tiene como función prioritaria la comunicación, entonces, no puede ser abordado independientemente del contexto en que se produce. Reivindicamos que las dificultades y alteraciones del lenguaje en los niños/as sean tratadas por profesionales, en el entorno más normalizado posible, pues una intervención lingüística no puede concebirse de forma aislada y centrada únicamente en los síntomas, sino que debe considerar la personalidad del sujeto en su globalidad. Los logopedas están preparados para ello y con su trabajo pueden contribuir a que el niño/a salve sus dificultades y alteraciones y facilitando así el aprendizaje escolar y su tan necesaria integración social. Según el Consejo de Universidades el “Diplomado en Logopedia” está preparado para llevar a cabo de forma competente actividades en todas las facetas de la comunicación: prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento y asesoramiento de sus trastornos, es decir, expertos en la intervención de los trastornos del lenguaje oral y escrito, habla y voz, tanto en la población infantil como adulta.

Por último, consideramos que la implantación oficial de los estudios de Logopedia, con un curriculum específico, ha constituido un logro esencial en la uniformidad de la profesión. Próximamente los nuevos estudios de Grado formarán al logopeda de una manera mucho más amplia en todos los contextos en los que ha de intervenir, como sucede desde hace tiempo en la mayor parte de los países europeos, Estados Unidos e Iberoamérica. Desde el año 2003 existe el Consejo General de Colegios de Logopedas, de carácter nacional y la mayoría de las CCAA cuentan ya con su Colegio Profesional Oficial de Logopedas que defiende y vela por sus intereses profesionales.

El jueves 20 de noviembre, Día Nacional de la Logopedia, es un buen momento para superar viejas diatribas y avanzar todos en la misma dirección hacia el cambio necesario: una mejor atención del escolar en el contexto normalizado. La Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología (AELFA), la Asociación de Logopedas de España (ALE), los Colegios Profesionales de Logopedia de las distintas Comunidades Autónomas y las Diplomaturas de Logopedia han dedicado este año el Día de la Logopedia al tema “Logopedia y escuela, el cambio necesario”, a fin de dar a conocer y sensibilizar a la población sobre la importancia de recibir la atención logopédica que cada uno requiera en el lugar más apropiado. Para la celebración de este Día de la Logopedia cada Comunidad Autónoma tiene prevista la realización de diferentes actos: comunicados de prensa, mesas redondas, charlas, cine-forum, talleres, repartiendo dípticos informativos para concienciar a la sociedad de la necesidad de estos profesionales y de las alteraciones en las que pueden y deben intervenir.

 
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