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Cuestión de TIEMPO

Delegación de Alumnos de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza

Solemos obviarlo, e incluso despreciarlo hasta que nos falta. Que nos falta como tú Ana, como tú Natalia. No voy a esconder mis intenciones. No voy a pretender que esta carta no sea para vosotras y que no os echemos de menos.

Podría traducirse tiempo por vida, una vida entera que habéis dedicado a ser verdaderos referentes. Vida que nos has enseñado a dar, mantener, respetar, cuidar y apreciar en el sentido más humano de la palabra. Humanidad que no se ha respetado en cuanto a vosotras.

Para aquellos que no os conozcan “solo” diré que vosotras, para nosotros, sois mucho más que dos profesoras... que vuestras palabras han inspirado muchas profundas conversaciones, búsquedas bibliográficas, anhelos de conocimiento, deseos de teneros como compañeras-referente. Porque si, para nosotros, además de nuestras profesoras, habéis sido alguien que nos ha acompañado, escuchado, visto crecer y hecho llorar de emoción y alegría con vuestras palabras que, además de una extensa base científica, todos sabíamos, provenían y provienen SIEMPRE desde el corazón. Insisto, corazón y dignidad que no han tenido con vosotras.

Podría seguir dirigiéndome a vosotras durante páginas enteras y no encontraría más que palabras de agradecimiento... palabras que ahora, se tornan desasosegadas, literalmente. Porque muchos de nosotros, estudiantes a los que nos habéis enseñado a AMAR la profesión, no entendemos, ni somos capaces de ver porqué ya no estáis por mucho que una injusta, burda e incomprensible norma, aplicada del modo más tendencioso e ilógico posible os ha apartado de nuestro lado.

SI, QUEREMOS QUE VOLVÁIS.

Pero supongo que estoy divagando y debería centrarme en darle al lector de estas líneas, una pequeña dosis de realidad que intente “explicar” por qué estamos escribiendo esto entre la rabia, el dolor y la desesperanza, pero con el poco resquicio de ilusión que nos queda de que no caiga en saco roto y por lo menos, recobréis un poco de la dignidad que han intentado robaros.

MI PROFESORA Ana, estudió el grado en Zaragoza, realizo su formación especializada en el Reino Unido como Matrona, volvió a España y estudió Antropología, en estos días, está a punto de leer su tesis doctoral. Lleva 8 años compaginando su trabajo a media jornada como Matrona con su contrato de profesora asociada en Fundamentos de enfermería y éste curso ha pasado a impartir la docencia de la asignatura de Enfermería Maternal.

Pues bien, hace unos días, recibimos la fuerte noticia de que tendría que dejar la docencia definitivamente. Desde el Grado de Enfermería, en nombre de todo el conjunto de futuros enfermeros, queremos expresar nuestro profundo malestar y desacuerdo con las últimas modificaciones para con el profesorado de nuestra Facultad.

Hace unos meses, tuvimos que “decir adiós” a una de las mejores profesoras y Enfermeras que ha podido tener la facultad, de una calidad magnífica, humanidad y una profesionalidad excepcional. Su nombre es “Natalia Becerril” y fue nuestra Profesora de Geriatría.

Hace pocas semanas “Ana Belén Subirón” nos decía adiós por la puerta de atrás, a lo lejos y sin confirmación por parte de Decanato, cuando apenas quedaban 30 días para finalizar el curso.

Ambas han sido despedidas por incompatibilidad. Ana y Natalia, mujeres, trabajadoras, madres y sin duda alguna, ejemplares profesionales docentes.

Ambas amadas por los estudiantes. Ambas Profesoras y Enfermeras que han trabajado con, por y para nosotros. Que se han dejado la piel, las horas y la vida por formar los mejor preparados enfermeros que les fuese posible, que nos han transmitido su profesión por esta vocación. Ambas dos, excelentes en el sentido más puro de la palabra. Personas capaces de hacer de cada minuto de clase, una experiencia digna de ser vivida y agradecida.

La Facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza no puede ni debe permitirse el lujo de dejar marchar estas joyas y la administración, debe apoyar el desempeño de sus funciones de las expertas en su materia. Nuestro futuro y el de todas y cada una de las personas que nos necesiten en un futuro próximo cuando egresemos no pueden recibir menos que la excelencia en nuestro trato que merecen. Excelencia que estas dos PROFESIONALES han transmitido con gran lucha, esfuerzo y tesón día a día, minuto a minuto y segundo a segundo.

Queremos una Enfermería sana, por y para una Enfermería digna. Queremos que, éstas grandes profesionales se vean restituidas en su puesto para que puedan enseñarnos a amar el cuidado una vez más. A nosotros y a las futuras generaciones que merecen sentir esta pasión que emplean mis dedos al escribir estas palabras para intentar conseguir un poco de voz para una llama enfermera que, dentro de mi corazón y viendo cómo nos tratan…se apaga.

Os han dado una patada y tratado como lo que no sois y hecho sentir como no merecéis. ¿Acaso ser mujer, madre y enfermera es incompatible con ser docente en nuestra facultad? ¿En nuestro país? ¿En 2017? Si ésta es la universidad que estamos creando. Si ésta es la sanidad que estamos creando. Si vamos a seguir así… Por favor, apaguemos y vayámonos. No servimos para esto, queda demostrado que no somos conscientes de que son vidas lo que tenemos entre manos. El futuro de la enfermería que, siguiendo ésta línea, está aprendiendo a menospreciar el talento, el tesón, el esfuerzo y la profesionalidad con actos como éste.

Como estudiantes y futuros enfermeros, mediante ésta humilde carta que nunca hubiésemos imaginado tener que redactar, exigimos su restitución, exigimos que la enfermería en Zaragoza sea Enfermería y una Enfermería de Calidad.

Y sobre todo, no queremos que nuestros futuros alumnos tengan negada de base la oportunidad de otro de vivir como nosotros hemos vivido, las palabras de éstas profesoras.

NATALIA, ANA, OS QUEREMOS DE VUELTA, OS ECHAMOS DE MENOS.

 
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