Eva Almunia ya es consejera del Gobierno de Aragón.
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El departamento, que dirige Almunia, tiene una serie de asuntos pendientes cuya solución tendrá que abordar de forma urgente. Algunos tiene que ver con el profesorado, sus condiciones de trabajo y remuneración, otros con el alumnado y algunos con la apuesta educativa del Gobierno de Aragón.
En concreto a Eva Almunia en la mesa del despacho de la Consejería le espera la equiparación salarial del profesorado, cuyas nóminas todavía están lejos de las de otras comunidades; la puesta en marcha de la red pública de escuelas infantiles; definir el proyecto de gratuidad de libros de texto, cuya aplicación ha adolecido de criterios claros; la elaboración del currículo aragonés, o lo que es lo mismo el diseño de hasta el 45% de los contenidos que deben estudiar los alumnos no universitarios de la Comunidad; también tendrá que decidir la ampliación o no del horario lectivo para poder impartir más clases de lengua y matemáticas, como exige el ministerio de Educación, sin eliminar la Plástica o la Música; diseñar una Ley de Financiación, cuestión fundamental si contamos con que estamos hablando de la Consejería con más presupuesto y más personal o también encontrar una solución definitiva a las itinerancias.
Esto a largo plazo, pero a medio o incluso corto, la nueva Consejera tendrá que conseguir un inicio de curso algo más tranquilo que el 2000-2001 y el desarrollo del pacto por la educación firmado hace un año y cuya aplicación ha sido cifrada por CCOO en tan solo un 40%. Pero, sobre todo, deberá lograr una mejor relación y coordinación entre los miembros de su equipo directivo. Equipo que va a ser renovado en profundidad y cuyas vacaciones de verano han sido ya suprimidas con el fin de llegar a septiembre en condiciones de empezar de verdad una nueva etapa educativa del Gobierno de Aragón.