Cultura y sociedad

Fallece en Biescas el escultor e imaginero Félix Pueyo

En la Residencia La Conchada de Biescas ha fallecido el escultor e imaginero aragonés Félix Enrique Pueyo Marco, a los 97 años de edad. Nacido en Barbastro en 1914, se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza y desarrolló toda su actividad artística en esta ciudad, donde abrió taller propio en 1940. Desde entonces y hasta 1997 se dedicó casi exclusivamente a la imaginería, trabajando de forma continua para satisfacer los numerosos encargos de particulares e instituciones religiosas.

Sus obras están repartidas por muchas parroquias e instituciones religiosas de la capital aragonesa, en localidades de Aragón, Valencia, Navarra, el País Vasco, La Rioja, Cataluña y de fuera de España. En su Barbastro natal destaca, con creces, el Cristo Crucificado de la Casa de Ejercicios de San Ramón. En Zaragoza, por dar sólo una pequeña muestra, tiene emplazadas esculturas en la fachada y en el interior de la parroquia de los Carmelitas, en la calle San Juan de la Cruz; en las Monjas de Santa Inés; en su parroquia de San Valero; en la parroquia de Nuestra Señora de Begoña, en las Siervas de Jesús, en los Capuchinos de Torrero, en la parroquia de San José Artesano, entre otras ubicaciones. Es posible encontrar además obras suyas en la Catedral de Manila, en el Secretariado Diocesano de Misiones de Japón y en el Vaticano.

Enrique enviudó joven, pero ha estado siempre al lado de sus cuatro hijas y ellas con él. De todas ellas, Teresa es la que continúa la tradición escultórica y artística de su padre desde el taller que regenta en la Cantera de Torrijos, a cuatro kilómetros de Jaca.

El cura párroco de Biescas, Ricardo Mur , ha comentado que “toda su vida ha girado alrededor de la fe y la escultura, junto a su familia, en su taller y su trabajo continuo como escultor. Es autor de un conjunto de obra muy abundante y coherente, pues cada pieza, no sólo es original y única, sino que es una verdadera catequesis.”

Para Mur, recogiendo la opinión de expertos en la materia, ha precisado que sin duda, partiendo de una lúcida comprensión de la mejor imaginería de la historia del arte español, Enrique Pueyo supo crear decenas de imágenes de la Virgen María y, sobre todo grandes Cristos crucificados, motivos ambos en los que su arte y maestría destacan sin igual. Las expresiones de María son tiernas, maternales y dulces, como corresponde a la Madre de Dios. Los Cristos son siempre trascendentes y muestran el patrón del dolor humano, con toda su fuerza transida de dulzura, el sacrificio generoso en aras de una causa superior.

 
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