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Iluminación de risa

Nuria Garcés

La cuestión de la iluminación navideña en Huesca ha venido marcada, este año, por una serie, o bien de desencuentros o, si no, de poca disposición. Los comerciantes, propietarios de no pocas luces de Navidad en numerosas calles de la ciudad, acabaron diciendo que ellos ponían la luz pero que no iban a colgar los adornos, que no podían permitírselo y menos este año con la situación económica que se vive. Finalmente, desde el ayuntamiento se aseguró que serían los operarios de las brigadas municipales quienes colocarían las luces. Además, se dijo que este año se iban a renovar las de los Cosos, no sólo por cuestiones estéticas, (que ya era hora, porque las guirnaldas de las estrellas de nieve tenían más de 40 años...) sino también, y sobre todo, por ahorro energético.

Y lo que parece claro es que van a ahorrar. Lo de la iluminación de los Cosos, que se inauguró el pasado sábado parece un quiero y no puedo. Ahora se entiende que este año no hubiera "encendido oficial": cuatro guirnaldas para todo el Coso Bajo, y otras cuatro guirnaldas para todo el Coso Alto. Y punto. Hombre, una cosa es el ahorro y la contención y todo eso, y otra, rozar el ridículo. Porque ocho guirnaldas (no es una exageración, no), situadas a cien metros una de otra, en la calle central de una ciudad que aspira a ser comercial y turística, más bien parece una broma.

Menos mal, que entre medio luce la manta luminosa de los Porches de Galicia, que por cierto, también es de los comerciantes. Las comparaciones con otras ciudades en esta Navidad, una vez más, vuelven a ser odiosas.

 
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