Ciegos durante una hora

Oviedo

La ONCE ha hecho a medio centenar de la vida social, empresarial e institucional de Asturias una experiencia que constituye la cotidianidad de cualquier persona ciega: desayunar con los ojos vendados. Ha sido un acto con motivo de la Semana del Grupo Social Once en Asturias.

Diez de la mañana. Un nutrido grupo de personas destacadas de la vida pública asturiana hace cola ante uno de los salones del hotel NH Principado, en Oviedo. Uno a uno, se les coloca un tupido antifaz. No ven absolutamente nada. Se les nota en el rostro, más tenso que unos segundos antes. Una persona, a modo de lazarillo, les conduce del brazo hasta sentarse ante una de las mesas donde les será servido el desayuno. En un primer momento, permanecen hieráticos ante la mesa. Gesto perdido. Apenas hablan siquiera entre ellos. Se van relajando y llega el desayuno. Se animan las conversaciones, pero la torpeza es evidente y casi todos necesitan la ayuda de los técnicos de la ONCE para no quedar en ayunas o, peor aún, derramar las viandas. Las sensaciones son, sobre todo, de “inseguridad”, según la ha descrito el jefe superior de Policía de Asturias, Luis Carlos Espino. También de desorientación, según el alcalde de Oviedo, Anfredo Canteli. Para el presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Carlos Paniceres, o la directora de la Fundación ‘Princesa de Asturias’, Teresa Sanjurjo, se aguza más el oído “y se oye mejor cualquier ruido”.

Todos acaban de aprender algunas cosas: la vida sin el sentido de la vista no es fácil, pero la adaptación es posible con ayuda y cierto tesón. Y lo más importante: todos podemos facilitar las cosas a las personas ciegas, si nos ponemos en su lugar por un momento en algo tan cotidiano como desayunar.

Con acciones como esta se pretende, sobre todo, hacer “más visibles” las dificultades de quienes no pueden ver, según Marta Malgor, presidenta del Consejo Territorial de la ONCE en Asturias.