El Sporting ratifica su candidatura a todo

Gijón

¿Qué pegas se le pueden poner a un equipo que, alcanzado el primer tercio del campeonato, es el segundo mejor de la categoría y compite siempre, contra todos con mayor o menor acierto? Muy pocas. Si ponemos la lupa, podríamos reprochar el comienzo del partido del Sporting en Burgos, en el que Rubén Yáñez tuvo que confirmar que es una de las estrellas del equipo y evitó con dos soberbias intervenciones que la tarde se pusiera demasiado cuesta arriba. Y poniéndonos ya exquisitos, podemos echar de menos algún ramalazo de espectacularidad futbolística como el que sí mostró el equipo en varios partidos de esta temporada. Pero muy poco más. El Sporting es un equipo hípercompetitivo, que sabe tanto dominar como 'sufrir' (dicho esto último muy entre comillas). La victoria en El Plantío, bajo el diluvio y arropado por una Mareona entregada e ilusionada, consolida al equipo como candidato a todo, ubicado en el segundo escalón de la tabla al menos hasta que el Levante juegue sus dos partidos aplazados, sin poder permitirse una derrota en alguno de ellos si quiere adelantar a los asturianos.

En El Plantío lució el equipo, pero además de Yáñez (el mejor fichaje de la temporada pasada) brilló también Dubasin, confirmado como la mejor incorporación de la actual. Los números de El Pingüino, volcado en su segunda aventura asturiana, ya son soberbios: cuatro goles, cuatro asistencias y un nivel de entrega encomiable. A él le arrolló Arroyo, que incomprensiblemente protestaba un clarísimo penalti que permitió al Sporting, gracias al tino de Juan Otero, ponerse por delante en el marcador en un minuto clave: ocho minutos del descanso. El golazo de El Pingüino dio la tranquilidad definitiva a un Sporting que ya ha hecho de El Molinón un fortín pero que además empieza a mejorar sus números fuera de casa, con su segunda victoria como visitante.