Vergüenza y miedo en Sochi

En una hora comienza la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Sochi, en Rusia. Pero lo que debería ser, básicamente, una fiesta de exaltación del deporte como vínculo entre países y entre personas llega muy empañado por varios factores. El primero es la seguridad; hay auténtica psicosis, incluso entre los propios deportistas... por el temor a un atentado y aunque las autoridades rusas han desplegado ingentes recursos para evitarlo, el miedo está ahí... y se nota. Luego tenemos la organización, las infraestructuras, los hoteles....bueno, hay auténticas chapuzas, y aunque la inversión de 40.000 millones de euros no tiene precedentes, les ha comido el tiempo; hay demasiadas cosas sin terminar. Pero lo más grave, lo más triste y lo más inaceptable es esa especie de veto sugerido a los homosexuales, algo que forma parte del putinismo, pero que en una cita internacional de esta envergadura adquiere dimensiones de escándalo global. Cómo estará el ambiente que hasta el abanderado español, el patinador Javier Fernández, ha recomendado a los gays "que se corten durante estos días", frase absolutamente desafortunada por la que ha pedido perdón en Twitter hace un par de horas. Y es verdad que ha habido gestos de rechazo hacia esta intolerable homofobia. Google, por ejemplo, ha confeccionado su doodle de hoy con los colores de la bandera gay. Un ministro noruego ha dicho que acudirá a la ceremonia de los paralímpicos, dentro de unos días, con su marido. El gobierno de Canadá ha hecho un video muy ingenioso con dos practicantes de bobsleigh reivindicando la homosexualidad....hay cosas, sí... pero es muy triste que se transija con esta tropelía. A veces parece que vayamos atrás, como los cangrejos.