Opinión

Sobre el fracaso de los ideales democráticos

EL ENFOQUE 27 SEPTIEMBRE

02:44

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1664285674701/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Santa Cruz de Tenerife

En un sistema electoral tan poco proporcional como el italiano, donde se favorece descaradamente a la mayoría, y con menos del 44 por ciento de los votos, la derecha contará con seis de cada diez escaños tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado y podrá gobernar sin más dificultades que las que puedan provocar los recurrentes conflictos ente dirigentes y partidos de ideologías cercanas que definen la política italiana.

Italia, el país que sostuvo desde sus inicios el sueño de la unidad europea de Altiero Spinelli, y con Alcide de Gasperi logró el acuerdo entre Francia y Alemania que iniciaría el proceso, va a ser gobernada por una mujer que se reclama heredera del fascismo mussoliniano, y que –a pesar de su medida contención durante esta campaña-, rechaza sin complejos el proyecto europeo. Tras el varapalo que supuso el Brexit, Europa se enfrenta por segunda vez a una situación imprevisible, y esta vez en tiempos de guerra, con la invasión de Ucrania en un momento de inflexión y Rusia dispuesta a recurrir al holocausto táctico. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, nunca en Europa se había vivido en un momento tan pavoroso e incierto.

A pesar de ello, los acontecimientos italianos, fruto sin duda del cansancio y la frustración de una sociedad rica y desarrollada pero moralmente agotada, parecen no preocupar en nuestro país. La izquierda española usa el resultado para meter miedo a sus electores desencantados, y la derecha hace exactamente lo mismo. PSOE y PP están a lo suyo. Sospecho que ambos partidos prefieren a los votantes del contrario radicalizados, apostando por populismos. O al menos a eso han jugado durante años: el PP aupó a Pablo Iglesias desde el poder, usando sus medios de cámara, y el PSOE alimentó a Vox hasta las últimas elecciones andaluzas. Ambos lo hicieron para dividir el voto del adversario.

Los partidos del sistema ya no juegan con las reglas del sistema. Europa ha visto saltar por los aires todos los códigos que permitían el consenso político y el acuerdo en torno al contrato social… la deriva de gobiernos obsesionados por permanecer al mando conduce al desprecio del juego limpio, cada vez más obvio y descarnado. El modelo de Polonia y Hungría no están tan lejos de las intenciones de quienes juegan a controlar la judicatura, los medios de comunicación, las asociaciones civiles…

Mientras, los ciudadanos vivimos en el ensimismamiento insano, la apatía y la incordura, abstraídos de todo lo que no sean nuestros intereses más directos, instalados en ese sopor sonámbulo que el historiador Christopher Clark descifró para describirnos los acontecimientos que nos llevaron a la Gran Guerra del 14. En esta ocasión, no parece que vayan a ser los disparos magnicidas de un terrorista serbio los que desaten la tragedia. Quizá sean Putin y su botón nuclear los que nos despierten de este adormecimiento suicida.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00