Sobre el décimo Gobierno de Sánchez
EL ENFOQUE 20 NOVIEMBRE
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Santa Cruz de Tenerife
En este décimo Gobierno del sanchismo, que será anunciado hoy, se espera que continúen Félix Bolaños, María Jesús Montero, y Nadia Calviño, a expensas de su posible elección para presidir el Banco Europeo de Inversiones. Se supone que también estarán Santos Cerdán, Pilar Alegría e Isabel Rodríguez, y continuarán en el entorno del presidente su gente de más confianza: el jefe de Gabinete, Óscar López; Manuel de la Rocha, que inspira las grandes líneas y decisiones económicas; Francesc Vallés, que controla hoy el relato presidencial desde la oficina de Comunicación y otros destacados fontaneros como Antonio Hernando, Paco Salazar y Diego Rubio. Es gente menos conocida que los ministros, pero constituyen el núcleo real del poder monclovita: son ellos los que proponen a Sánchez las principales decisiones desde el Complejo de Semillas de Moncloa. Y el presidente les hace bastante más caso que a la mayoría de sus ministros.
La crisis abierta en Sumar por la ruptura con Podemos –ya consumada- y por las amenazas de Más Madrid de seguir el mismo camino si se les ningunea en el Consejo, parecen preocupar hoy a Sánchez más incluso que el propio desarrollo del conflicto catalán. Sánchez vive el día a día, y su forma de entender la política es la de ir resolviendo los conflictos atendiendo al calendario y los equilibrios de poder. Es un formato aprendido en la brega interna en el PSOE, y es el que ha aplicado para afianzarse, hasta ahora con éxito.
El conflicto en Sumar es muy complicado de resolver: son 16 los partidos integrados en el espacio creado artificialmente por Díaz, con siete de ellos representados en el grupo parlamentario. Contentar a todos es imposible, menos con una cuota que en el mejor de los casos repetirá los cinco puestos en el Consejo que recibió Podemos en 2020, en una situación muy distinta de la actual. Hoy probablemente sabremos hasta donde ha podido hacer magia Sánchez con su encaje de bolillos.