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El estilo mortadelo

Asisto estupefacta al discurso de políticos de nuestra región que argumentan que se oponen a algunas leyes nacionales porque quienes dictan estas leyes lo hacen “desde los despachos”

Los disfraces políticos

Los disfraces políticos

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Toledo

Asisto horrorizada estos días a la pantomima de los políticos, disfrazados que no vestidos, disfrazados de chulapos y chulapas por San Isidro o de flamencas, porque ellos no se han puesto de corto, en las Ferias de Abril andaluzas.

No lo comprendo. Van a estas ferias, romerías o actos festivos en calidad política, no a título personal. Saben, porque son ellos los que convocan a la prensa, que van a hacer declaraciones sobre temas de actualidad y que en los medios de comunicación van a salir hablando de Pegasus con un floripondio en la cabeza o del Consejo General del Poder Judicial con un mantoncillo o una gorra de pichi.

No me parece serio, no me parece adecuado y además me parece que faltan al respeto a los ciudadanos. Me parece que faltan al respeto porque entiendo que con estos disfraces, al estilo Mortadelo, intentan dar la impresión de que son unos ciudadanos de a pie disfrutando de unas fiestas como otro cualquiera, y no es cierto. Todos sabemos que no van a pasar un día cualquiera, como un ciudadano cualquiera, sino que van a hacer su trabajo de político, con su consiguiente séquito político y sus intereses también políticos… Me parecería mucho más sincero, más lógico y más respetuoso que se vistan exactamente igual que cuando van a los mítines y que abandonen el estilo Mortadelo, porque en su caso vestirse de faralaes o de romeros no les mimetiza con el ambiente sino todo lo contrario.

Pero últimamente la cosa va más allá de los trajes. Asisto estupefacta al discurso de políticos de nuestra región que argumentan que se oponen a algunas leyes nacionales porque quienes dictan estas leyes lo hacen “desde los despachos” sin conocer la realidad de nuestros pueblos. No voy a entrar en si las leyes son adecuadas o inadecuadas pero el argumento me parece absolutamente falaz. ¿Qué desde Madrid aprueban leyes desde los despachos? ¿Y desde donde las aprueban los gobiernos autonómicos o cualquier otro organismo? ¿Desde el tractor, desde el risco observando a las ovejas, desde el abrevadero de los jabalíes? El argumento no se sostiene.

El trabajo del impulsor de una ley, de un gobierno, sea el que sea, es empatizar con las necesidades, las quejas, las preocupaciones y los agobios de los ciudadanos. Y para empatizar lo que hay que hacer es estar muy bien informado y querer escuchar. Y eso se puede hacer o dejar de hacer desde un despacho ministerial, un despacho autonómico o un despacho local.

Los ciudadanos nos vemos cada vez mas alejados de la clase política no porque ellos estén en un despacho y nosotros estemos en un hospital, un colegio, un taller, una tienda o una granja sino porque parecen vivir en otro mundo, parecen no querer escuchar a nadie. Y eso no se soluciona por mucho se vistan de Mortadelo o hagan carruseles de inauguraciones.

Es una opinión de una Toledana de Toda la Vida

 
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