Mateo Arana, el conquense que cuidaba huertos y el hocino de Federico Muelas

Su nombre se conserva, como homenaje, en un alojamiento turístico del casco antiguo de Cuenca cuyo jardín cuidó durante cuarenta años

Mateo Arana, el conquense que cuidaba huertos, jardines y el hocino de Federico Muelas. / Isabel Arana

SER Cuenca20/07/2022 - 10:50 UTC

Cuenca

Mateo Arana tenía 91 años cuando murió en 2017. Nacido en Cuevas de Velasco llegó a la capital a finales de los años 50 donde vivió en distintos barrios, los últimos en el casco antiguo donde se dedicó, entre otros oficios, a cuidar de huertos y jardines, como el hocino de Federico Muelas o la casa del notario Antonio Pérez Sanz, hoy reconvertida en el alojamiento turístico Huerto de Mateo Arana, como homenaje a este conquense cuya vida hemos conocido en Hoy por Hoy Cuenca conversando con su nieto el fotógrafo Diego Castillejo.

Mateo Arana, el conquense que cuidaba huertos, jardines y el hocino de Federico Muelas

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En la calle Bajada de Santa Catalina, en el casco antiguo de Cuenca, junto a la iglesia de Santa Cruz, hoy Centro de Arte Moderno y Contemporáneo Colección Roberto Polo, encontramos el alojamiento turístico Huerto de Mateo Arana. Ahí ha quedado el nombre de un conquense “muy conocido en el barrio y en Cuenca”, dice su nieto. “Mi abuelo trabajó de peluquero. Iba cortando el pelo por las casas. Fue barrendero del Ayuntamiento durante casi treinta años, fue hortelano y jardinero en muchas fincas de la ciudad y vivió en Tiradores y en el Casco Antiguo”.

En el hocino de Federico Muelas

“Mis abuelos fueron guardeses del hocino del poeta conquense Federico Muelas”, nos cuenta Diego Castillejo. “Federico era farmacéutico y tenía su farmacia en el barrio madrileño de Chueca, así que mi abuelos, mi bisabuelo y mi tío cuidaban su casa. Plantaron, por ejemplo, los conocidos cipreses del hocino que se han quedado como símbolo de Federico Muelas”.

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Hoy en día, el hocino que fuera del más reconocido poeta de Cuenca, se encuentra en ruinas. “Mi abuelo llegó un momento en el que dejó de ir por la zona porque, tanto él como mi abuela, lo pasaban muy mal al ver el deterioro del edificio. Mi abuelo siempre contaba maravillas del hocino, que era un sitio lleno de animales, de flores, de vegetación, con su estanque, su piscina, su capilla. Sentía mucha tristeza al ver echado a perder un lugar al que le había dedicado tanto tiempo. Era una de las penas de mi abuelo”.

Mateo Arana fue peluquero, barrendero, jardinero, hortelano, escritor y artista de cuadros en relive de las Casas Colgadas. / Isabel Arana

Artista polifacético

“Era una persona muy inquieta, muy curiosa”, dice su nieto. “Lo recuerdo preguntándose siempre cosas. A pesar de que no tenía estudios porque no puedo terminar ni el graduado por la guerra, por el trabajo, por la vida, era una persona con mucha curiosidad, con mucho interés por escribir, por pintar”.

Mateo Arana llegó a exponer en 1982 en la Casa de la Cultura aquellos cuadros en relieve en los que representaba las Casas Colgadas. “Todavía en Cuenca se conservan algunos en las casas”, dice Castillejo. “Sus cuadros eran en tres dimensiones hechos con cartón, con piedrecitas del río, todo pintado a mano e incluso con luz, porque se iluminaban las ventanas. Se vendían en aquellas prototiendas de suvenires de Cuenca”.

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También era escritor, “pero de forma personal, era bastante reservado”, desvela su nieto. “En la familia tenemos bastante pena con esto porque antes de fallecer rompió muchos de los escritos que tenía, aunque llegamos a transcribir algunos cuentos y poemas. Siempre recuerdo, cuando iba a su casa, encontrármelo escribiendo. Pero lo guardaba porque lo consideraba algo muy suyo, muy personal”.

Cartel de la exposición de Mateo Arana de 1982. / Diego Castillejo

El huerto de Mateo Arana

“Llegó un tiempo en el que mi abuelo se dedicaba a cuidar casas, jardines y huertos de varias personas. Por ejemplo, la de Mari Pili, conocida por la floristería que lleva su nombre, hermana de mi otro abuelo”, recuerda su nieto. “Supongo que, a través de distintos contactos llegó a la casa del notario Antonio Pérez Sanz donde estuvo más de cuarenta años en el huerto. Cuando Antonio venía a Cuenca y alguien le preguntaba dónde vivía, la gente le decía, ah, sí, en el huerto de Mateo, porque asociaban al huerto como el de Mateo Arana. Cuando falleció mi abuelo, como homenaje, le puso ese nombre a la finca”. Nombre que ha mantenido Olga Segarra como propietaria del actual alojamiento turístico que se ha creado en esa casa con un jardín espléndido cuidado durante décadas por Mateo Arana.

Vista del alojamiento turístico Huerto de Mateo Arana en el casco antiguo de Cuenca. / huertodemateoarana.es

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...