El damasquinado de Toledo y Éibar, un viaje de ida y vuelta

Toledo

La Mezquita de Tornerías de Toledo acoge, hasta el próximo 10 de julio, una exposición que hermana el damasquinado de Toledo y Éibar. Aquí se podrán ver 167 piezas históricas, nunca antes vistas, así como una selección de jóvenes creadores en cuyas manos está el futuro de esta artesanía.

El origen de la colaboración entre Guipúzcoa y Toledo se remonta siglos atrás, cuando los espaderos toledanos viajaban a por el acero de Mondragón. Margarita Ruiz de Andrade, directora de la Fundación Zuloaga y comisaria de la exposición, ha explicado que lamentablemente apenas queda en Euskadi un artesano y un aprendiz manteniendo ese legado que ahora puede apreciarse en el Centro Regional de Artesanía de Castilla-La Mancha.

"Castilla La Mancha es una de las grandes potencias en temas artesanales y la única donde turismo y artesanía tiene igual nivel institucional. Si no se paga por el tiempo de los artistas, no hay futuro" ha dicho Ignacio Suárez Zuloaga, presidente de la Fundación Zuloaga. Su familia, ha explicado, ha estado viajando a Toledo y Talavera desde 1829. Su abuelo, Plácido Zuloaga, padre del famoso pintor, tuvo uno de los talleres más importantes en Éibar y fue maestro de damasquinadores.

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Por su parte Luis Peñalver, hijo y nieto de damasquinadores toledanos, ha destacado algunas piezas icónicas expuestas en estas vitrinas: desde un estoque del torero "Frascuelo" a un cartapacio de Eusebio Zuloaga pasando por joyería, espejos, pitilleras, objetos de tocador, espadas y otros elementos decorativos.

Recordamos que el damasquinado sigue su camino para la declaración de Bien de Interés Cultural. Algo que Peñalver ha aprovechado para solicitar a la Consejería de Educación que cree un grado específico en la Escuela de Artes.

La directora general de Turismo, Comercio y Artesanía, Ana Isabel Fernández, ha destacado que la Mezquita de Tornerías, inaugurada hace tres meses, ha recibido ya más de 30.000 visitantes. "Ahora se inaugura esta exposición única que reúne piezas de damasquinado no solo con origen toledano, sino también de la localidad de Éibar, que ha sido los dos centros de producción de esta artesanía a lo largo de la historia". De las 167 piezas de 20 colecciones que conforman la muestra algunas provienen de Museo de Santa Cruz de Toledo, otras son de la Diputación provincial y el resto de colecciones particulares como la de la familia Zuloaga. "Hemos hecho un esfuerzo por traer verdaderas joyas históricas y patrimoniales, aunque también hay damasquinado actual".