Cinismo e hipocresía
La firma de opinión de la investigadora y catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales, María José Aguilar

Maria Jose Aguilar


'Cinismo e hipocresía', la firma de María José Aguilar
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Llevamos una semana asistiendo a un carrusel de hipocresías de diversa naturaleza, tanto a nivel nacional como internacional.
La hipocresía consiste en fingir ser lo que no se es, con el propósito de engañar o manipular a los demás para evitar la crítica u obtener algún beneficio. Se es hipócrita cuando se dice o hace una cosa pero se piensa o hace otra muy diferente.
A nivel internacional las hipocresías suelen ser constantes. Pero quizás la más larga y dramática es también la mayor hipocresía nacional que está protagonizando el gobierno de España. Me refiero, como seguramente habrán adivinado, a la falsedad deliberada entre lo que el gobierno dice y lo que hace respecto al genocidio del pueblo palestino por parte del estado de Israel. El PSOE, en marzo del año pasado, votó en el congreso de los diputados una proposición que instaba al gobierno a exigir el alto el fuego en Gaza y poner fin al comercio de armas con Israel, tanto de las exportaciones como de las importaciones. Lo ocurrido con la compra a Israel, el pasado viernes santo, de 15 millones de balas es la última muestra de la hipocresía de nuestro gobierno con respecto al genocidio del pueblo palestino.
Sin duda, otro ejemplo palmario de hipocresía ha sido el funeral por el papa Francisco en el que dirigentes políticos y religiosos, que además de insultarlo deseaban verlo muerto, han sido los primeros en mostrar sus falsas condolencias.
Pero si la hipocresía es fingir lo contrario de lo que realmente se piensa, el cinismo consiste en mentir de forma impúdica y desvergonzada.
El mayor ejemplo de cinismo lo tenemos también en la actualidad nacional reciente. Ya que bajo el pretexto de la protección nacional se están financiando, sin debate parlamentario alguno, políticas de rearme y compras milmillonarias de grandes cantidades de armas.
La manipulación de datos para crear la idea (falsa) de amenaza y la idea (falsa también) de enemigo común, es la exigencia requerida para que calen en la población los discursos belicistas. Para que se instale el miedo irracional y desproporcionado, y que de ese modo no se cuestione el aumento generalizado de los gastos militares, justificando el rearme y la guerra.
El gasto militar en España ya era excesivo antes de la aprobación (sin debate parlamentario ni posibilidad de discusión alguna) de los últimos 10 mil 500 millones. Usando los criterios de la OTAN, España ya gastaba más del 2% del PIB en defensa, casi un 3%. Porque al 1% del presupuesto que se lleva anualmente el propio ministerio de defensa, hay que añadir (como hace la OTAN) los presupuestos de defensa que aparecen en otros ministerios como el de industria (que incluye todo lo relacionado con nuevo armamento) y el de infraestructura. Por eso, no es ninguna exageración la declaración de Pere Ortega, presidente honorario del Centre Delàs, cuando afirma que con este último aumento de 10 mil 500 millones, el gasto militar español es un “crimen de lesa humanidad”.
Cuando hipócritamente nos dice el presidente del gobierno, que esos miles de millones para armamento no afectarán al gasto social, hay que recordar los graves problemas estructurales de vivienda, sanidad o educación que padecemos. Pero para evidenciar su cinismo, bastaría con este dato publicado hoy: La lista de espera de dependencia ha aumentado entre enero y marzo en 8.250 personas, hasta alcanzar las 278.575. Casi 300 mil personas dependientes en lista de espera, para ser valoradas o recibir las prestaciones a las que tienen derecho. En esa lista de espera no se incluyen las más de 8 mil personas que han muerto en los últimos tres meses… esperando. Cinismo e hipocresía en estado puro.