El día que la radio ganó por goleada
La firma de opinión del jurista, profesor titular de Derecho Civil en la URJC, académico RAED, escritor, dramaturgo y presidente de la Asociación de Amigos de los Teatros históricos de España, Javier López-Galiacho

La firma de opinión de Javier López Galiacho / Cadena SER

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'El día que la radio ganó por goleada', la firma de Javier López-Galiacho
Lo ocurrido el pasado lunes, el apagón, el caos total, es inédito en nuestras vidas. Uno recuerda en el Albacete perdido de nuestra infancia aquellos cortes puntuales de luz, de bajada de aquellos plomos que reparábamos con el hoy preciado hilo de cobre. A lo sumo aquellos cortes de agua que se anunciaban a la población desde esta emisora decana y que no duraban más de un par de horas.
También recuerdo aquellos operarios de la desaparecida Hidroeléctrica Española que, tras llegar en su vieja furgoneta Citroën, reparaban subidos a una aparente inestable escalera, los sistemas caídos de alguna zona de la capital.
Pero insisto lo vivido y sufrido por los españoles que pagamos altísimos impuestos para no tener que sufrir este apagón total, debe significar un antes y un después. Muchas pérdidas económicas, algunas vidas que se han quedado en el camino y muchas horas de sufrimiento para personas que quedaron atrapadas en ascensores y en medios de transporte. Aparte del desprestigio mundial para España que fue triste titular en todos los medios internacionales. Es necesario depurar responsabilidades por lo ocurrido en un medio como el eléctrico que genera impresionantes plusvalías o beneficios a las empresas que operan.
Se acordarán seguro del mantra tras el atentado del 11 de Marzo de 2024, pues eso, “los españoles queremos saber la verdad” y sobre todo que no vuelva a pasar.
Este lunes 28 pasará a la historia negra de España. En aquel día volvió a aparecer la España amedrentada, que volvió como aquel 14 M de 2020, en que se decretó el inconstitucional estado de alarma por COVID, a arrasar supermercados con garrafas de agua en ambas manos y rollos de papel higiénico bajo la axila.
Pero también nos mostró la cara de la solidaridad y la esperanza en el ser humano como ese Oscar o Antonio que atendieron en Albacete a mi nonagenaria madre, quien vive con oxigenoterapia, bajándola desde la quinta planta de su casa de la calle Francisco Fontecha hasta la cafetería Topaz, que le habilitó gentilmente una mesa y una silla , mientras que Oscar prestó su coche para cargar el aparato del oxígeno.
Y qué decir del impagable servicio prestado por la radio privada y pública de España. Volvió el transistor a las calles y balcones de nuestro país y Albacete. Como aquella mañana después del 23 de Febrero de 1981, cuando le pedí a la profesora de COU de Filosofía del Instituto del campo de futbol que cambiara la clase sobre Platón por la escucha con mi transistor a pilas marca Vanguard de los acontecimientos que llegaban desde el Congreso, gracias a Radio Albacete, a la SER y a José María Garcia que retransmitía la salida de los diputados rehenes.
La radio ha vuelto a ganar por goleada. Ahora muchos españoles se han dado cuenta de la importancia contar con un transistor con antena telescópica y un paquetico de pilas de aquellos que comprábamos en Electricidad Lida de la calle Concepción.
¡Que la luz se haga sobre nuestras vidas!