Madres

Siempre he pensado que la “celebración de fechas y días especiales” era un invento comercial pero hace años decidí caer en los estereotipos de “fechas que sentía que me pertenecían” porque brindar con excusa y sin excusa me resulta maravilloso.

Este fin de semana, por este lado del atlántico se celebraba el día de la madre y es emocionante ver cuánto amor se declara. En una semana será en “mi lado del atlántico” y yo celebraré en la distancia no solo el haber tenido una madre, que ha sido madre y padre, que se quedó sola con tres hijos y que superó el separarse de “un lastre” sino que después de entregar su vida a sus dos hijos y su hija ha superado la pérdida de una pierna y se siente fuerte para seguir, para querer volver a bailar y para quedarse en nuestras vidas celebrando su segunda vida. Gracias mamá.

Vengo del matriarcado, una madre, seis tías, una abuela y un abuelo con el mayor concepto feminista para su tiempo, y unos tíos que se rindieron al amor y la fortaleza de las “Mujeres Molano” con M de mujer, con M de madres y con M de miedos, todos los que pudieron sentir y todos los que supieron superar, y que hoy son ejemplo para casi cuatro generaciones.

Se dice que las “mujeres sostienen el mundo” y me sigue pareciendo una carga demasiado pesada pero que resulta muy real. En las guerras, en las hambrunas, en los abandonos parece que generamos lazos diferentes, unas deciden ser madres, otras profesionales, otras las dos cosas, otras no decidir, otras compartir pero siempre, siempre hay un instinto y un significado de lucha guerrera que unas veces nos gratifica y otras mortifica.

Compañeros hombres, esto no va de compararse. Amo profundamente a mi abuelo quien fue el padre que no tuve y que siempre necesite, amo a mis tíos con locura cada uno de ellos le dio un sentido a mi vida. Mis hermanos son mi luz y mi refugio, al verme en sus ojos siento la fuerza de que todo es posible. Admiro a mis primos, amigos y compañeros pero somos diferentes y en la estructura del mundo tal y como la construimos, nuestras luchas han sido desiguales. Ojala que las nuevas generaciones lo entiendan y lo transformen, ¡Y lo revolucionen todo!

Pero hoy me duelen las abuelas, madres, hijas y mujeres de Palestina, empatizó con su dolor porque sentirlo es sencillamente imposible. Y solo quiero gritar al mundo que pare el genocidio en Gaza. -No en nuestro nombre-.

Testimonio anónimo por motivos de seguridad. Amnistía Internacional: “No sé si sobreviviremos a esta última serie de bombardeos, ni si el mundo recordará que una vez vivía gente en un lugar pequeño llamado Gaza, con la costa más bonita del mundo. Aquí residían personas que querían vivir, que tenían muchos sueños, que anhelaban criar a sus hijas e hijos en circunstancias normales pero nunca tuvieron la oportunidad de hacerlo.

Aquí todo es una lucha: ser madre durante el genocidio es luchar cada minuto, cada segundo para mantener a tu familia cuando no hay nada a tu alcance. Conseguir agua potable es una batalla, conseguir comida es una batalla, conseguir verdura o fruta es un sueño…

Miro a mis hijos y me siento culpable porque se les ha arrebatado la infancia, se los ha metido a la fuerza en el mundo cruel de las personas adultas y de la guerra: sin escuelas, sin parques infantiles, sin paseos diarios junto al mar. Oigo caer las bombas y desearía poder envolverlos con mi propio cuerpo, y que mi amor, más grande que el universo, pudiera protegerlos y servirles de refugio”.

Por favor no dejemos de hablar de Gaza.

albacete