La lenteja de La Manchuela conquense, un tesoro gastronómico en busca de IGP
Esta lenteja no solo representa una joya gastronómica, sino también una oportunidad para revitalizar el mundo rural y recuperar el valor del producto de cercanía

Gastro SER (01/06/2025)
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En pleno corazón de Castilla-La Mancha, en las tierras fértiles de la comarca de La Manchuela, crece una legumbre que está conquistando paladares y ganando reconocimiento por su calidad excepcional: la lenteja de La Manchuela conquense. Este humilde cultivo ha logrado destacar por su sabor, textura y arraigo hacia y con el territorio.
El cultivo de lentejas en La Manchuela tiene raíces profundas, transmitido de generación en generación por agricultores que han sabido aprovechar el clima seco, el terreno calizo y la altitud media de esta comarca para obtener una legumbre de gran calidad. Aunque la IGP aún no se ha oficializado, los trámites están muy avanzados y la calidad ya está más que consolidada, tal y como ha explicado en 'Gastro SER' el portavoz de la asociación de productores, José Gabaldón.
"La lenteja castellana ha sido siempre una de las mejores del mundo. Lo que ocurre en La Manchuela es que el suelo, el clima y la forma de cultivarla la hacen aún más especial", explica Gabaldón. Esta lenteja es mantequillosa, no pierde la piel en la cocción y genera un caldo dorado, sabroso y nutritivo. A diferencia de otras variedades importadas —que predominan en los supermercados—, esta se cultiva con métodos tradicionales y casi sin químicos, gracias a un entorno libre de plagas y con mucho sol.
Pese a su altísima calidad, la lenteja de La Manchuela apenas se encuentra en grandes superficies. "Las grandes cadenas no la compran. Quizás por el precio o porque no deja tanto margen", lamenta Gabaldón, quien denuncia que la competencia desleal y el abuso de la marca blanca están arruinando al pequeño productor español.
Con el inicio de la recolección a la vuelta de la esquina, esta lenteja sigue ganando adeptos entre consumidores, restauradores y tiendas especializadas. Esta lenteja no solo representa una joya gastronómica, sino también una oportunidad para revitalizar el mundo rural y recuperar el valor del producto de cercanía. En potaje caliente o en ensalada veraniega, es un ingrediente versátil, saludable y cargado de historia.