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Un envero marcado por el calor y la falta de agua

Aunque el ciclo de la viña aún presenta un adelanto de alrededor de cuatro días sobre un año normal, las altas temperaturas seguirán ralentizando su desarrollo

Imagen de archivo de viñedos de la Ribera del duero / Cadena SER

Ribera del Duero

El morado comienza a pintar suavemente las uvas de la Ribera del Duero, aunque el ciclo vegetal no es ajeno a los fenómenos climáticos: si hace un mes el desarrollo de la viña se veía adelantado en una semana, las altas temperaturas de las últimas semanas han frenado los trabajos de la planta de forma que ahora solo presenta un adelanto de unos cuatro días sobre un año normal. En este momento el envero está en sus inicios en casi todo el territorio de la Denominación de Origen y se espera que justo en una semana, entre los días 8 y 10 de agosto, se haya extendido de forma generalizada.

Así se desprende del último informe sobre la situación del viñedo de los servicios técnicos del Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero, que recoge, entre otros parámetros, que el termómetro ha alcanzado este verano en Aranda la temperatura más alta desde que se tienen registros: fueron los 41,4 grados centígrados del día 16 de julio. A ello se añade que durante tres días seguidos se superó el límite de los 40 grados. Estos fenómenos provocaron, según el informe, “un intenso estrés en el viñedo, llegando las plantas a cerrar los estomas (poros que regulan mecanismos como la fotosíntesis) y frenando la evolución habitual del ciclo del viñedo”

No solo las sucesivas olas de calor de este verano están marcando la campaña. También lo está haciendo la escasa aportación de agua. Solo marzo fue un mes abundante en precipitaciones, mientras que en el resto del ciclo, de noviembre a junio, el terreno ha recibido un aporte hídrico bastante inferior a lo esperado en una campaña estándar.

Daños por las tormentas del 6 de julio

El informe refleja también el impacto de las furiosas tormentas que azotaron la zona centro de la Denominación de origen el día 6 de julio, y que dañaron con especial virulencia el viñedo de cuatro municipios: Quintana del Pidio, Gumiel de Izán, Milagros y Pardilla. En menor medida, pero también apreciables, han sido los daños que dichas tormentas infligieron a las viñas de Fuentespina, Fuentelcésped, Campillo de Aranda, la Aguilera y Aranda de Duero. Según la información recogida en algunas localidades llegaron a caer 50 litros por metro cuadrado en apenas media hora. La superficie dañada alcanzó a unas 500 hectáreas; en algunas de las parcelas incluidas en este territorio la pérdida de la cosecha fue total, aunque afortunadamente no ha sido la tónica general. Según cálculos del departamento técnico los daños más elevados han afectado al 20% del viñedo que sufrió las tormentas.

Afección de plagas y enfermedades

Si hay algo bueno en una meteorología seca es que dificulta la aparición de enfermedades como el mildiu, del que este año hay “riesgo nulo de infección”. Ocurre algo parecido con la acariosis, una plaga que tampoco se ha encontrado esta campaña con las condiciones más favorables para extenderse.

Aunque tampoco hay factores de riesgo de otras enfermedades o plagas a unos dos meses de la vendimia los servicios técnicos del Consejo Regulador aconsejan estar especialmente vigilantes de la aparición de síntomas de oidio o de la polilla del racimo (lobesia botrana) y no descuidar tampoco el control de las anteriormente mencionadas.

Elena Lastra

Elena Lastra

Redactora jefe de la Cadena SER en Aranda y presentadora de 'Hoy por Hoy Aranda'

 
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