Ganadera, luchadora y enamorada del medio rural

Olivares de Duero

Rosalía Gil es un ejemplo. De mujer. madre, y defensora del medio rural y la ganadería, pues esta última es su profesión. Este jueves en la SER, en nuestro programa junto a la Asociación Duero Esgueva, hemos conocido de cerca a esta trabajadora de 35 años que lleva toda una vida, de una u otra forma en el sector primario, pero que forma parte de una explotación ganadera desde que entró en la mayoría de edad por amor. Él y su pareja han levantado un proyecto ovino, dedicado a la extracción de leche y cría de lechazos para su posterior venta, que ahora mismo, al igual que otros muchos, se sostiene como puede por los bajos precios y los múltiples problemas a los que lamentablemente acostumbran a enfrentarse los productores.

Gil, que nació en Cáceres pero que de muy joven llegó a la Ribera junto a sus padres -a quienes les ofrecieron llevar una granja de pollos- reconoce que su trabajo "es muy sacrificado" porque es un trabajo continuo, "de mañana a tarde". "Lo más complejo es la rutina", dice, sin ocultar su preocupación por la falta de renovación y futuro en el sector y porque "hoy por hoy se produce a bajo coste y los jóvenes no quieren trabajar aquí". Eso, sin embargo, no ocurre con el mayor de sus dos hijos, que pese a ser muy joven ya echa una mano a sus padres en todo lo que puede. La conciliación con ellos "es buena" porque al trabajar ambos en el mismo lugar se pueden coordinar con los niños, pero saben que en ese sentido son unos privilegiados y no todos tienen esa suerte.

La visión

De primeras Rosalía está harta. Primero de que se visualice a este sector como anticuado. "La gente cuando viene se sorprende al ver la infraestructura que tenemos, la inversión que hay, que tengamos automatización, cámaras con las que vigilamos a las ovejas...", dice, negando que vivan "en el paleolítico". Y segundo, de que como mujer se la desacredite o mire raro por la ocupación que tiene. "Me miran raro, no se creen que trabaje aquí; pero eso no quita que me pinte el ojo y salga por ahí. Esa visión me molesta y apenas ha cambiado", lamenta.

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Pocas ayudas

Ella sí cree que tiene una ventaja en esta tierra, y es que por ser mujer del medio rural "se nos da más ayudas". Eso sí, insuficientes. "Las ayudas deben ser mayores. Todo es muy lento. Para una incorporación llevamos un año de papeleos y para que te den una ayuda resulta que tienes que adelantar el dinero tú. Y no tiene sentido, porque si necesitas ayuda será porque no lo tienes", asevera indignada.

Medio rural

Preguntada por la España Vaciada y el medio rural, Gil se autodenomina como una enamorada de la Ribera. Valora las oportunidades laborales que hay en la comarca -fundamentalmente gracias a las bodegas y el enoturismo- y destaca sobre todo la "libertad" que existe en ella, fundamentalmente para sus hijos. Sin embargo, critica la merma de servicios (el médico de su pueblo, Olivares de Duero, ya solo va tres días en semana y si puede), la necesidad de vehículo y carnet para cualquier acción, y muestra su preocupación por la falta de futuro que visualiza en los pueblos.

Llamada de ayuda

Por último, Gil ha querido arengar en general a toda la población para que consuma los productos de la tierra, porque reconoce que "lo estamos pasando mal". "Sé que hay mucha gente sufriendo, pero debemos apoyar el consumo de estos productos aunque estén un pelín más caros, porque se están cerrando muchas explotaciones, y queremos que nos dejen trabajar. A este paso, nos vamos a quedar sin leche, queso, carne... Y eso sí va a ser un problema", expresa.

Aunque Gil sea ganadera, su sueño es "montar una yogurtería". Sabe que es difícil, pero no cesará su empeño en lograrlo en un futuro. Y si escuchan la entrevista, y le conocen un poco más cerca, seguro acaban pensando que frente a toda tempestad, acabará logrando su objetivo. Recuerden, es una luchadora, y todo un ejemplo.