La mejor forma de recibir el mes de marzo está en la Ribera del Duero

Ribera del Duero

¿Qué les parecería si mañana comenzáramos este programa con un “Feliz Año Nuevo”? Pues esto es lo que van a hacer muchos pueblos de la Ribera del Duero esta noche de martes, cuando den las doce y comience el mes de marzo. Se van a cantar las marzas, una tradición ancestral que conecta con el recibimiento al nuevo año romano. Que tiene su lógica que al año comience cuando todo está también a punto de comenzar en la naturaleza: un nuevo ciclo vegetal, con la primavera, también muchos periodos de cría en la fauna... Tiempo crucial para sociedades agrarias como tradicionalmente ha sido la Ribera. Así que se trata de dar la bienvenida con toda la esperanza y la ilusión del mundo a un nuevo ciclo vital y natural. Y como es típico en las celebraciones populares con dos elementos clave: la música y la comida. Con muchos elementos en común entre las localidades que celebran esta tradición, pero con sus peculiaridades.

Como si recorriéramos una carretera que muchos han transitado, nos ponemos en camino para repasar las marzas de nuestra comarca. Ya advertimos que no llegamos a todas, pero sí nos vamos a detener en muchas de ellas. Nuestro punto de partida es Caleruega, donde los cantos se van a mezclar con productos, y sobre todo buen ambiente para animar una noche que se espera fría. Nos cuenta las marzas caleroganas su alcaldesa, Lidia Arribas.

De Caleruega viajamos por carretera a otra localidad con mucha tradición como Baños de Valdearados. El presidente de Dios Baco, Manuel Martínez, nos explica su celebración de las marzas "que es una tradición romana" y "se cantan a coro", cantándose "cinco veces" y que desde hace años "en la Penúltima se da un chocolate para afrontar bien la última".

Tras disfrutar de Baños y su tradición, emprendemos viaje hasta Aranda. Pero algo nos llama la atención por el camino. Y es que en Villalbilla de Gumiel o en Villanueva, también se cantan marzas. Por eso, nos paramos en esta última localidad con su alcalde, Felipe Nebreda, para conocer cómo lo viven allí. "Recorremos todo el pueblo hasta que terminamos en la Plaza con el canto. Nos abrigamos bien y prendemos lumbre para calentarnos entre cacho y cacho", dice entre risas.

Y de Villaueva llegamos a en Aranda, donde sí, primeramente la celebración y tradición se conjugan en pedanías como Sinovas, donde las marzas están muy arraigadas como explica Teodoro Martín, y donde quien canta bien tiene premio porque "al final preparamos un picoteo". Mientras, en el núcleo urbano, el único barrio que canta marzas es Santa Catalina. "Al haber tanta gente que vino al barrio desde los pueblos de la Ribera se trajeron consigo la tradición, y es por eso que aquí también se canta", relata el presidente de la asociación Antonio Adeliño.

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Y ahora que estamos encantados con tantas Marzas, volvemos a coger el coche para irnos hacia el Valle del Esgueva, donde Montse Monje nos espera para cantar las marzas de Terradillos, que también se viven con mucha alegría. "Nos juntamos antes de cantar para cenar, porque hay que salir con el estómago lleno. Hacemos los dos grupos como dice la tradición, y recorremos todo el pueblo", explica.

En definiva, esta es una celebración que se va a extender a lo largo y ancho de nuestra comarca y que no tiene excusa para perderse. Sitios hay para elegir… ¡y hasta repetir!

El reportaje puede reproducirse en el audio superior.