Aurelio Martín, periodismo siempre un paso por delante
Hablar de Aurelio Martín, es hablar simplemente de periodismo
Segovia
La noticia del fallecimiento de Aurelio Martín nos sobrecoge a los que hemos compartido vida profesional y personal con él. Un nombre propio de la comunicación segoviana. Marcó el ritmo de la ciudad y provincia desde la dirección editorial en el decano de la prensa local, El Adelantado de Segovia. Tras la pérdida, hace dos años, de Alfredo Matesanz, el que era su amigo, compañero de profesión en Radio Segovia, y confesor de confidencias profesionales y personales, solo nos queda para recordar los últimos 50 años de los medios de comunicación segovianos Luis Martín. Hermano suyo, el cual, primero en Radio Segovia, después en Antena 3 Radio y posteriormente en Televisión Segovia vivieron en primera persona la llegada de la democracia a Segovia y todo su desarrollo hasta nuestros días.
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Hablar de Aurelio Martín, es hablar simplemente de periodismo. Una carrera en la comunicación, labrada con trabajo y dedicación continúa. No tenía horas, ni días libres. Trabajé con él durante 12 años en El Adelantado, y puedo decir con cierto orgullo, que nos despidieron a la vez, bueno a Aurelio diez minutos antes, como siempre por delante, y aquello presagió cambios serios en la cabecera local. Te podía llamar desde la playa porque estaba indagando sobre tal o cual asunto. No era extraño que la factura de teléfono de Aurelio fuera la más alta del periódico, lo que enfadaba en administración, pero nadie con sentido la discutía porque sabía que detrás de esa multitud de llamadas estaba la fuente viva de la información que tarde o temprano llenaría las páginas del diario.
Su pluma certera, afilada y directa, ponía en fila india a los políticos y nombres propios de Segovia. Su análisis, fruto de manejar mucha información y su gran inteligencia te adelantaba los acontecimientos. Así fue en el proceso de disolución de Caja Segovia, en el que un par de años antes ya anticipaba todo el proceso a quien le quería escuchar, que no eran muchos en la Segovia de entonces. Su “col”, como llamaba a las dos columnas semanales en el periódico, hacían temblar a los poderosos de Segovia y no salir en ellas era mala señal, y prueba de irrelevancia.
Era sonada la historia de la llegada de Aurelio Martín a la redacción de El Adelantado entonces en la calle San Agustín como un jovencito en pantalón corto para llevar la bolsa Fernando Peñalosa “Colilla”, o la de un de que un armario del periódico durante años guardó las botas de la mili de Aurelio, o la lotería que nunca tocaba con la secretaria de dirección, Mª Carmen San Félix. Era su segunda casa.
Me encantaba escuchar sus historias de su presencia en las primeras fiestas en la campa de Villalar pidiendo la autonomía para nuestra región, esas en las que la Guardia Civil acudía, y no a repartir flores, en los años previos a la democracia. La noche del 23F y su histórica foto con las “lecheras”, que es como llamaban a los coches blancos de la policía armada de entonces, en el Plaza Mayor de Segovia.
Gran impulsor del premio de periodismo para corresponsales “Cirilo Rodriguez” que mano a mano con Alfredo Matesanz supieron dotarle de prestigio y hacer de Segovia el lugar al que siempre volvían los grandes nombres de las corresponsalías por el mundo. Al final el premio era la excusa para reunir a periodistas y tener a Aurelio como unos sus amigos más íntimos. No era simpático, ni cercano, pero si rompías la barrera inicial, siempre estaba ahí y nunca te defraudaba.
No podemos entender eventos culturales de Segovia como el Hay Festival sin su apoyo y soporte, y participó en proyectos de prestigio en la provincia como el desarrollo de la marca de garantía “Cochinillo de Segovia” de la mano de otro de sus grandes amigos, José María Ruiz Benito. Compartía con él vecindad y amistad, y José María sabía que escuchar a Aurelio, siempre era una opinión interesante que tener en cuenta.
Proyectó la imagen de Segovia al resto de España y el mundo con su firma como corresponsal de El País y la Agencia EFE. Y su pasión por la fotografía, donde empezó su trabajo periodístico, llevó a publicar y realizar exposiciones con visiones muy originales de Segovia, con sus atardeceres y su pasión por las nubes. En otoño se volvía loco con sus estampas y su perfil de Instagram deja una prueba de que salir a pasear o el ir y venir por la ciudad no era excusa para obtener una instantánea espectacular. Sus maestros fotográficos fueron Peñalosa y José María Heredero.
Tras la salida de El Adelantado, lejos de abandonar la profesión se centró en su labor en pro del periodismo como vicepresidente de FAPE, y todavía le quedaba un nuevo reto, lanzar al mercado con éxito un nuevo periódico. Esta vez El Día de Segovia, de la mano de Promecal. En este caso con formato semanal en el que trabajó hasta hace unos meses, y donde pudo desarrollar su proyecto de periodismo de opinión, análisis y reportaje, más alejado de la actualidad pura y dura. Su imagen se hizo habitual en La8 Televisión y fue el broche a su gran trayectoria profesional.
Se le va a echar de menos en Basardilla, donde su jardín y barbacoa estaban siempre abierto a sus buenos amigos. También en su base de operaciones en la Plaza de la Rubia y su recorrido diario hasta “La Concha” para tomar un cortado con leche fría y por el camino charlar e indagar sobre tal o cual asunto con el personaje de turno.
Un abrazo al cielo Aurelio. Siempre fuiste un paso por delante…. ¿Quién nos va a guiar ahora?