Historias de Salamanca. Un ayuntamiento "excelentísimo" gracias al tren
Alfonso XII inaugura en 1877 el ferrocarril a Madrid y concede al Concejo salmantino el título por el trato recibido en la visita a la Ciudad
Salamanca
El 8 de septiembre de 1877 las autoridades salmantinas están de los nervios ultimando los detalles para la llegada del Alfonso XII a Salamanca.
El rey de la restauración borbónica.
Historias de Salamanca 27 mayo 2024
06:23
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Viene a la ciudad con el presidente del Gobierno, Cánovas del Castillo, dos ministros, y la princesa de Asturias; y lo hace en tren, que era, en ese momento, el icono de la modernidad: Salamanca estrenaba tren y lo inauguraba el rey.
Alfonso XII se encuentra una ciudad volcada con él. Se han decorado calles y hay colgaduras en ventanas y balcones, también forma parte de la decoración la iluminación artística de la Plaza Mayor y otros monumentos; se ha instalado un arco triunfal en la Puerta de Zamora, donde había estado la puerta de la muralla en la que los reyes que entraban juraban los fueros salmantinos. Alfonso XII se llevará un ejemplar del Fuero de Salamanca entre otros obsequios.
Cuando llega al Ayuntamiento rodeado de una espectacular comitiva se encuentra su busto y el de su mujer ocupando las hornacinas del balcón consistorial, esas que hoy se encuentran vacías desde la proclamación de la II República.
Aquella noche, el Rey y sus acompañantes duermen en el Palacio de Anaya repasando los detalles de la jornada y la agenda del día siguiente, 9 de septiembre, en la que figura como cita principal la bendición del ferrocarril que ha utilizado para llegar a Salamanca.
Una bendición que oficia el cardenal Francisco de Paula Benavides junto al obispo de Salamanca, Martínez Izquierdo, responsable de que el 8 de septiembre los salmantinos festejemos a la Virgen de la Vega.
La bendición se oficia ante una máquina de tren y otros elementos mecánicos sobre los que se derrama el agua bendita. Para llegar a ese momento ha sido preciso un cuarto de siglo de papeles, discusiones, obras y mucho dinero.
El acontecimiento merece crónicas y hasta una moneda de bronce que se acuña especialmente.
Todo lo demás, incluida la visita a la Universidad de Salamanca, queda en segundo plano frente al acontecimiento ferroviario, y esto incluye un detalle solemne: gracias a aquella visita real, el Ayuntamiento de Salamanca es excelentísimo.
Y así consta en una placa que puede verse en el Ayuntamiento. Verse, de milagro.
La concesión del título de excelentísimo al Ayuntamiento de Salamanca quedó recojido en una lápida que se colocó en la Casa Consistorial, que, sin embargo, quedó oculta tras el espejo que se colocó en la monumental escalera principal del Concejo traída de Madrid, la que hoy subimos y bajamos para acceder al zaguán o al salón de recepciones en grandes ocasiones.
Esa lápida fue recuperada por el concejal Antonio Lucas Verdú en 1972 exhibiéndola de nuevo, poniéndola a la vista de todo el mundo.
Y por si acaso alguien no la visto vamos a recordar lo que dice:
“S M el Rey Alfonso XII se dignó honrar al Ayuntamiento visitándole en esta Casa Consistorial el día 8 de septiembre de 1877. Y concederle el tratamiento de excelencia por Real Decreto de 2 de octubre del mismo año”.
Es lo que dice la placa y suponemos que si acudimos al archivo de reales decretos y buscamos los del 2 de octubre de 1877 allí encontraremos el título de Excelentísimo que ostenta nuestro ayuntamiento por edad, dignidad y seguramente por el excelente trato dispensado en aquellos días de septiembre a Alfonso XII.