¡¡¡SEXO!!!... (ahora que tengo tu atención, hablemos del románico)
La historiadora del arte Isabel Mellén analiza el porqué de las representaciones de penes, vulvas o coitos en capiteles románicos
Entrevistamos a Isabel Mellén por su libro ‘El sexo en el románico’
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Fuenlabrada
Un hombre barbado que se agarra el pene en un canecillo de la iglesia de San Martín de Elines (Cantabria), una mujer mostrando la vulva y con las piernas abiertas en San Miguel de Corullón (León), dos figuras que fornican en San Miguel de Fuentidueña (Segovia)… Son algunos de los ejemplos del llamado románico“obsceno”, “erótico” o “sexual”, término, este último, que acuña la historiadora del arte Isabel Mellén que acaba de publicar ‘El sexo en el románico’ (Crítica, 2024).
El libro busca entender “cómo construimos el significado de esas imágenes. Para verlo no nos sirve analizarla desde nuestros ojos, hay que ver quién la ha pagado, cuál era la mentalidad o la cultura popular de la época, dónde estaba ubicada, quién la va a contemplar… el significado es cambiante”, nos ha contado la autora.
Y aquí la clave es quién el mecenas que encarga los trabajos: la mayoría de los lugares donde encontramos estas representaciones son iglesias privadas de la clases nobiliarias y en los capiteles y canecillos aparece representada esa misma aristocracia . “La clave es que la sexualidad en estas clases es desbordante porque es la clave de su poder: la eugenesia”, explica Mellen, “se reproducen mucho y no se mezclan con otras clases”.
Pero el libro sirve también para hablar de maternidad, de religión…. de una “diversidad”, de seres y de miradas que llega también a la identidad sexual. “Las categorías, como heterosexualidad, bisexualidad o homosexualidad, son distintas a las nuestras”, señala.
Y ese componente es que el que se ha perdido cuando el hombre de los últimos siglos ha vuelto la mirada a esas imágenes y lo ha hecho sesgadamente desde la radicalidad (“que la ve pecado”) o desde la pornografía.
Hay que entender varios factores, sociales, económicos y religiosos, en torno a este asunto. Por ejemplo, a partir de finales del siglo XI los reinos ibéricos empiezan a empaparse de la reforma cluniacense, se abandona el rito mozárabe o hispano y se incorpora el romano.
Por eso el libro quiere “entender al hombre que las creo” aunque las imágenes “no tengan un significado cerrado”, algo parecido a lo que buscó ya en su anterior libro ‘Tierra de damas. Las mujeres que construyeron el románico en el País Vasco’ (Sans Soleil, 2021) o ha hecho Cristina Párbole con el románico palentino.