Frëska y Arcadia, dos propuestas de ciudad del futuro

Valencia

En el año 2050, una de cada tres personas tendrá más de 65 años. Una sociedad con más mayores también puede ser la oportunidad para crear una sociedad mejor. Este es el punto de partida de IKEA NEXT GEN: SENIORS.

Pero las ciudades tal y como las conocemos no están preparadas para una mayoría senior. Para dar solución a esta problemática, IKEA y los tres principales festivales de diseño del país (Madrid Design Festival, Barcelona Desing Week y Valencia World Design Capital) decidieron unirse para dar una solución a través del diseño.

Para ello, profesionales y estudiantes de escuelas de diseño de Barcelona, Madrid y València presentaron ideas innovadoras para mejorar aspectos relacionados con el futuro senior.

Finalmente, han sido elegidas dos ganadoras que se han dado a conocer este miércoles en el Colegio de Arquitectos de València, en el marco de la capitalidad valenciana del diseño: el prototipo Frëska, consistente en un servicio para compartir sillas e interactuar en la ciudad a modo de las estaciones de bicicletas municipales, y el proyecto de covivienda vertical Arcadia para aprovechar inmuebles vacíos o de propiedad pública.

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En el caso de Frëska, Irene Badía, estudiante de Ingeniería y Diseño Industrial de la Universitat Politècnica de València, ha explicado que la idea surgió tras una charla con su abuela y sus amigas y de la necesidad “de contar con asientos dignos en las calles, que son escasos y anclados en el suelo” y de hacer vida en la calle con los vecinos. La propuesta ofrece un servicio de sillas que se puedan situar a la sombra o al sol, en función de la estación, en las confluencias de dos calles, en las replacetas y en los chaflanes con el fin de interactuar con la gente del barrio. "Sería una actualización de la tradición de salir a la fresca a charlar con las sillas de casa".

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Sobre Arcadia, la diseñadora catalana Paula Casanovas ha explicado que se trata de dar solución a la problemática de que las ciudades han sido diseñadas por hombres jóvenes y no para gente mayor, que antes era minoría. Se trata de emplear edificios en desuso de unas cuatro plantas, si bien es adaptable al continente. La planta baja sería abierta al barrio, con servicios comunes como una cafetería o una biblioteca; la segunda planta albergaría espacios como un gimnasio o una sala polivalente para actividades diversas; la tercera acogería mini viviendas privadas para los residentes y la cuarta, una azotea con placas solares, un pequeño huerto... En este sentido, Casanovas y su grupo pensaron en “algo más que un cohousing”, integrando a la vida de los mayores en la ciudad.