Los grandes olvidados
Marcos Martínez, concejal no adscrito del Ayuntamiento de Alcoy
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Marcos Martínez, concejal no adscrito del Ayuntamiento de Alcoy
Desde hace algún tiempo observamos que continuamente se habla, se homenajea, se recuerda, a las víctimas de diferentes acontecimientos ya lejanos en el tiempo. Efemérides como el bombardeo de Alcoy en la guerra civil, las víctimas de aquella contienda, los que participaron en la guerra de sucesión, la Revolución del Petrolio, etc., son recordadas periódicamente y con cierta publicidad.
Y no está mal recordarlo, pero no a costa de otros acontecimientos mucho más cercanos en el tiempo y de consecuencias significativas.
No en vano, un ilustre alcoyano hablaba de “la mayor tragedia en nuestra ciudad en los últimos 100 años”. Una tragedia, la de la residencia del DOMUS VI al inicio de la pandemia, que se cobró la vida de 74 personas y de la que todavía hoy sabemos más bien poco. Un hecho dramático del que parece que se quiera olvidad todo el mundo. No todos, claro, los familiares de las víctimas siguen queriendo esclarecer qué es lo que allí sucedió. No obstante, las administraciones no parecen tener el mismo interés.
En el pleno del 4 de marzo de 2022, se presentó una Declaración Institucional en la que se solicitaba a las Consellerías competentes la apertura de una comisión de investigación al respecto de los hechos acontecidos en dicha residencia durante los meses de marzo y abril de 2020. Un año más tarde, seguimos esperando respuesta de dicha administración. Sí, esa que venía a rescatar personas.
Mucho se ha hablado desde entonces de reversiones en la gestión del centro, de inspecciones poco exigentes, del mal servicio y los malos tratos que hoy todavía existen en el centro… Siempre el silencio por respuesta.
No solo esto, sino que desde entonces se han seguido dando concesiones a esta empresa en nuestra Comunitat. Al parecer, la calidad del servicio es lo de menos, pues siguen las quejas y los responsables públicos siguen sin indagar en las residencias y proporcionándoles contratos. Ya es alarmante que el número de inspectores sea muy bajo y que sea difícil el control de estos centros. Por otro lado, a estas entidades se les adeuda por parte de la Consellería la friolera de 50 millones de euros, ahí es nada. Quizá sea este el motivo por el que no se hurga en la herida.
Y para colmo de males, asistimos ahora a que el servicio de Teleasistencia en la Comunidad Valenciana, se le concede a esta misma empresa, que solo tiene una base en Petrer para toda la provincia de Alicante, y que incumple el pliego de condiciones desde el minuto 1. El tiempo de espera máximo en una asistencia es de 30 minutos. De Petrer hasta Alcoy ya se tarda más, pero si se trata de una población más apartada, nos podemos imaginar el tiempo de respuesta. Por otro lado, si la unidad que tiene que realizar el servicio está ocupada en otro, habrá que sumar el tiempo que tarde en terminar al del desplazamiento.
Es difícil entender que se excluya a Cruz Roja Española, entidad sin ánimo de lucro que estaba llevando a cabo este servicio, además con nota, por minorar el precio del servicio a sabiendas de que posee los medios materiales y humanos, las infraestructuras y los conocimientos adecuados para realizar la buena labor que ya estaba realizando. El menor precio del servicio, según el informe de contratación, generaba dudas en cuanto al cumplimiento del pliego de condiciones por parte de Cruz Roja, a pesar de ser la que lo estaba realizando hasta la fecha y disponer de bases por toda la provincia y la Comunitat. No generaba esas dudas, al parecer, una empresa (perteneciente a DOMUS VI) en entredicho en la Comunidad Valenciana, ni que no tuviera bases ni vehículos en varios puntos de la provincia, ni que las distancias a cubrir excedieran el tiempo máximo de respuesta.
En definitiva, nuestros mayores, los grandes olvidados de esta historia y sus familias, son los que acaban sufriendo las consecuencias de las políticas del Botanic, de esas políticas inclusivas que tienen por bandera y que crean más desesperanza que otra cosa. Parece que no interese tener en consideración a nuestros mayores, lo que es un grave error. Lo malo, es que es contagioso.
“Donde no se honra a los ancianos, no hay futuro para los jóvenes”.