Opinión
La Columna

Una mancha en el expediente

Javier Llopis, periodista

La Columna Javier Llopis (21/03/2023)  "Una mancha en el expediente"

La Columna Javier Llopis (21/03/2023) "Una mancha en el expediente"

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Alcoy

La tragedia del Hospital de Oliver cumple tres años. 74 ancianos -la mitad de los ingresados en este geriátrico alcoyano- perdieron la vida por el covid sin que nadie haya ofrecido una explicación y sin que nadie haya asumido ni la más mínima responsabilidad. Ni comisiones parlamentarias de investigación, ni consecuencias judiciales, ni revisiones de las condiciones de la concesión, ni una miserable comparecencia de las conselleras del ramo para dar la cara por unos sucesos que ponen de relieve una gravísima avería en el privatizado sistema de atención a la tercera edad.

Resulta inevitable comparar estos sucesos con otras crisis sanitarias sufridas por Alcoy y la comarca en su historia reciente, como el caso Ardystil o las sucesivas epidemias de legionela. Aunque estas situaciones generaron un número de víctimas mortales sensiblemente menor al provocado por el drama de Oliver, sí merecieron por parte de la clase política y de la sociedad en general un grado infinitamente mayor de sensibilidad y de apoyo. En ambos casos se produjeron investigaciones en profundidad, esclarecedores debates políticos, aplicación de medidas correctoras y búsqueda de responsabilidades tanto públicas como privadas. El contraste con la mortandad de Oliver es estremecedor y nos confirma algo que veníamos temiendo desde el principio: empresa y administración pública han enterrado este desastre asistencial debajo de la interminable lista de desperfectos provocada por la pandemia del covid.

Las dolorosas diferencias de tratamiento de estos asuntos nos muestran también una clase gobernante mucho más deshumanizada; un grupo de gestores públicos resabiados, capaces de inhibirse ante escenarios de alto dolor personal con tal de evitar el temido desgaste político. Los años que separan Ardystil y la legionela de la pandemia de covid también nos enseñan los cambios vividos por una sociedad que ha ido perdiendo el pulso crítico y la musculatura reivindicativa. La soledad de los familiares de los ancianos fallecidos en Oliver es una auténtica mancha en el expediente de una ciudad que en su día presumió de espíritu luchador.

Asistir el próximo sábado, día 25, a la concentración que se celebrará en la Glorieta a las 17,30 horas de la tarde es casi una obligación moral con las víctimas de esta catástrofe asistencial. Este homenaje puramente testimonial por lo menos debería servir para recordarle al mundo que nuestros mayores han sido víctimas de una enorme injusticia y que hay un nutrido grupo de personas que no están dispuestas a olvidar.

 
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