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La València olvidada: calle de Dalt, o Alta (por Rafa Solaz)

Esta emblemática calle del barrio del Carmen debe su nombre al nivel superior que esta calle tenía con respecto a la de Baix

La València olvidada: el carrer de Dalt, con Rafa Solaz

La València olvidada: el carrer de Dalt, con Rafa Solaz

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València

No es preciso coger una escalera para subir a ella. Esta emblemática calle del barrio del Carmen va desde la plaza de Sant Jaume a la del Centenar de la Ploma, y debe su nombre al nivel superior que esta calle tenía con respecto a la de Baix. Tuvo varios nombres, de la Pobla Vella, de la Cadena, Pobla Llarga, Madrigal, Alfondech del Rey y Alta del Alfondech. Estaba enclavada en todo un conjunto que se llamó Fondech de paper o Alfondech del Rey, según algunos historiadores porque allí existió una antigua fábrica árabe de papel que formaba un hondo (fondech). En el mismo edificio de la sede social del gremio de los Armeros existió un boticario llamado Madrigal, de ahí que durante algún tiempo la vía fuera conocida con el título de este apellido.

La denominación de Alta fue debida a un acuerdo municipal de 1864 hasta que hace unas décadas, con motivo de la normalización del valenciano en el rótulo de las calles, se decidió designarla como de Dalt, que es el título con que siempre ha sido nombrada por los vecinos de El Carme.

Esta vía, más dedicada a la actividad comercial de sus plantas bajas al ser de paso, no tuvo su característica principal en la construcción de buenos edificios o de interés arquitectónico. La fuerte implantación de comercios fue notoria al ser una de las vías de tránsito de conexión con la entrada a la ciudad por el Portal Nou.

A través de diferentes épocas hubo muchos comercios emblemáticos, vamos a referir algunos de ellos. En el año 1760, se estableció el primer molino de chocolate que se conoció en València. Fabricaba el chocolate marca La Capelleta porque enfrente del molino había una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Acierto. Todo ocurría en una época de cierta controversia sobre si era conveniente o no la ingestión del chocolate.

Ya en el s. XIX fue famoso el herbolario de José Enríquez y también un practicante sangrador llamado Vicente Asensi en una pequeña planta baja donde se podían ver unos tarros de cristal con reptiles, sabandijas y otros productos sanadores. También la litografía de Nicolás Sanchis, especialista en estampas y grabados o la farmacia y laboratorio químico del doctor Chiarri.

Para que veamos la fuerte implantación de comercios a principios del s. XX, se podían ver establecimientos de todo tipo de profesionales: zapaterías, barberías, fábrica de abanicos, paquetería, herbolaria, cristalería, tiendas de vinos, ultramarinos, carnicerías, lecherías, cerrajería, hojalatería, carpintería, limpiabotas… todo un elenco de la València comercial.

Para los 'problemas de tiempo', recordamos una famosa relojería, que fue El Cronómetro, de Vicente Juan, especialista en la compostura de toda clase de relojes. La fábrica de guitarras de Salvador Gaspar, laureada en la Exposición Regional de 1909. A destacar el horno de La Cadena famoso por sus rosquilletas, su título recordaba el antiguo hostal. Por los años perteneció a José Cabezuelo que llegó a ser tesorero de la recién creada Associació de Veïns. Entrando, al fondo, se podía ver su boca chapada de azulejos blancos y a su lado la escalerilla que subía al piso superior, con barandilla de hierro fundido y sus azulejos de cenefas azules. Un mítico bar fue el de Arturo Lliso, titulado el Bar Bomba, porque en la guerra cayó una de estas sobre el edificio y a partir de ahí fue conocido por dicho título.

En mayo de 1957 se colocó una placa conmemorativa en el nº48, casa natal del poeta Carles Salvador. En esta calle también nació a mediados de los años 50 la célebre Bienvenida Pérez, mujer que hizo temblar los cimientos más firmes de la Commonwealth, hija del afilador y vendedor de cuchillería, Francisco Pérez.

El comercio de juguetes regentado por María Abad Guayta, en el nº20. Otra tienda de solera fue la paquetería y mercería Casa Medina de Federico Medina Dolz, que hacía esquina a la calle del Mesó de Morella y según decía su propietario era norma de la casa vender barato todo el año y no un mes al año. Por los años se instalaron centros sociales como la Federació de Cors de la Comunitat Valenciana, l’Associació de Veïns i Comerciants Amics del Carme o el Hogar del Jubilado.

Esta es una reducida descripción de la calle de Dalt, una de las vías principales del entrañable barri del Carme. Nada más, hasta la temporada que viene, os deseo un feliz verano.

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Quique Lencina

Quique Lencina

Filólogo de formación y locutor de profesión, actualmente forma parte del equipo digital de Radio Valencia...

 

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