Cierra Cailu y se quedan sin empleo veinte discapacitadas víctimas del maltrato
La deuda de la administración y la caída en las ventas precipita el cierre de Cailu, empresa de la Fundación Genus, que atesora hasta 69 premios nacionales e internacionales por su trabajo por la integración
La presidenta de la Fundación Genus, Cristina Pavón, asegura que algunas mujeres han tenido que volver con sus maltratadores o pedirles dinero para poder subsistir.
La empresa de serigrafía Cailu, de Alcalá de Guadaíra, dependiente de la Fundación Genus, ha tenido que echar el cierre en los últimos meses y despedir a la veintena de mujeres con discapacidades físicas adquiridas o agravadas por el maltrato de sus parejas. A la Fundación Genus, la Junta adeuda 800 mil euros desde 2009, según los cálculos de la organización.
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La situación se ha hecho insostenible porque, además, se han desplomado las ventas de sus productos. Se dedicaban a elaborar soportes publicitarios y los pedidos habían descendido notablemente. Algunas de las víctimas que trabajaban aquí han tenido que volver con sus maltratadores, según la presidenta de la Fundación Genus. "Hay mujeres que no tenían otro recurso y eso es lo que han hecho", lamenta.
La Fundación Genus también tuvo que prescindir de las viviendas de acogida para víctimas. Dicen que les desahució la empresa municipal de viviendas, Emvisesa, por los impagos.
Este proyecto de la Fundación Genus tiene hasta 69 reconocimientos nacionales e internacionales como premio a la labor que realizaba.
Cristina Pavón, presidenta de la Fundación Genus: "Algunas no han tenido otro recurso que volver con sus maltratadores"
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